Hablaba yo en estos días con una compañera de ilusiones que, desengañada, me decía que el mundo del toro le ha desencantado por completo y, me he visto en el duro trance de tener que animarla para que siga puesto que, sus letras, prodigio de su inteligencia, son un baluarte muy importante de cara al aficionado.
Esta muchacha, joven, bella, inteligente y, ante todo honrada, pensaba, cuando se adentraba en el mundo del periodismo taurino que, si acaso, por escribir de un mundo en donde la vida de un hombre está siempre en juego, pensaba ella que todo podía ser verdad y, lamentablemente, ha descubierto la gran mentira, el inusitado fraude a que se le somete al aficionado de forma brutal y a diario. Comprendo el duro trance por el que está pasando esta muchacha y, desde aquí, le quiero animar para que, por encima de todo, que vea la parte positiva de este espectáculo maravilloso que, de celebrarse con toda la verdad del mundo, no existe otro más bello.
Entiendo que, para una señorita licenciada en periodismo, con afanes por contar y escribir lo que son sus ilusiones, de cómo ella entiende la forma y manera de cómo se debería desarrollar este espectáculo y, cuando comprueba la mentira, la farsa, el engaño y que, por encima de todo, la vida de un hombre no cuenta para nada cuando se manejan grandes cifras de dinero, la chica se ha visto derrumbada por completo.
La periodista a la que aludo, me contaba todo esto con pena en su alma, con su corazón desgarrado por las cicatrices que ha tenido que soportar; heridas que ya le han producido hasta sus mismos compañeros y que, como ella dice, ahora, mucha gente de la que pulula por el mundo del toro, refiriéndose a gente que escribe, se venden como rosquillas en un mercado y, su precio, tan bajo como la bajeza de tener que derrumbarse ante sus amos, todo ello por aparecer en los mismos hoteles que los toreros y, dicho en cristiano, por vender sus propias vanidades junto a las máximas figuras de la torería.
Desengaños en tropel los que esta bella mujer se está llevando en los inicios de su carrera que, como explico, me ha tocado consolarla puesto que yo, curado de todos los “males” le he explicado que, dentro del mundo del toro existe la corrupción, como en todas las facetas de la vida, pero al mismo tiempo, siguen habiendo un núcleo de gentes, caso de Javier Villán, por citar un ejemplo que, siguen pregonando la verdad y se hospedan en hoteles no taurinos cuando acuden a las ferias. A esta muchacha, con nombre de flor hermosa, le he contado que, a pesar de todos los males, queda gente limpia que escribe, gente honesta que torea y gente válida que vale la pena seguir por ellos. Cierto y verdad que, todos cuantos nos amparamos en semejantes valores, tenemos que esta predispuestos a la NO posesión del dinero en ingentes cantidades, así como a huir de los falsos protagonismos, al tiempo que debemos trabajar para ese colectivo maravilloso de gentes honradas que, las siguen habiendo, allí donde fueres.
Sea como fuere, amiga querida, piensa que, arriba de Dios no vive nadie y que, ante todo, esos que ganan el dinero de mala manera y que se califican de periodistas, al final, todos se llevarán su merecido; como todo aquel que obre mal dentro de la misma sociedad. Sigue creyendo, compañera del alma, en tu verdad, en tu valía, en tu generoso corazón que, a fin de cuentas, son los valores que adornarán tu vida y que, al paso de los años, lograrás la envidia de las gentes que, con pena, tendrán que aceptar que caminaste por el sendero honrado de la vida, el que en tu casa te enseñaron con cariño y amor. Y, de forma humilde, tal como me pediste, he callado tu nombre aunque, en el periodismo taurino, todo el mundo sabe de tu honradez. El tiempo, no te preocupes, te pondrá en el lugar que en verdad mereces y que te ganaste con tu esfuerzo y honradez.