Comenzaba la temporada en Las Ventas. Iniciaba su andadura en Madrid la nueva empresa, Taurovent, y había gran expectación entre los aficionados por los novillos a lidiar y también, pero menos, por los novilleros que iban a hacer el paseíllo. Todas estas razones eran la comidilla a la entrada a la plaza, y tras el festejo, la comidilla era una muy distinta. Cada uno lo vería de una manera, pero les voy a contar lo que yo vi en la apertura de Las Ventas.
Lo que yo vi en Las Ventas es que los aficionados querían ver toros y estaban esperanzados. Lo que yo vi es que las caras mostraban la ilusión de todo aquel que comienza y no era para menos. Comenzaba la temporada y comenzaba una nueva empresa que, a priori, ha pretendido hacer las cosas mejor de lo que se estaban haciendo. Lo que yo vi nada mas entrar en los tendidos de la plaza, es que los aficionados acuden, pero esa masa sanisidrera sigue queriendo ir a los toros solo por San Isidro. Y ese es el mal. Lo que yo vi es que escasamente se llenaba un cuarto de aforo, y eso, tras el ganado a lidiar y una terna apañada, es fiel reflejo de cómo andan las cosas en cuanto a afición: nulas.
Lo que yo vi, es que la empresa no ha hecho un esfuerzo mayor en cuanto a la publicidad y promoción del festejo y de ahí que ni uno solo nuevo haya acudido a una novillada que se anunciaba de interés. Mientras se siga cuidando solo a “los del clavel”, esos que gustan decir que son aficionados, que se les trata con reverencia y devoción y que no merecen ni una cosa ni la otra, mientras a los auténticos clientes -aficionados para siempre- se les ignore como hasta ahora, ni aparecerán nuevos ni seguirán los que hay y los tendidos aparecerán desiertos.
Lo que yo vi, también, es que salió una novillada perfectamente presentada, aunque desigual en sus hechuras, pero que permitieron en mayor o menor medida hacerles el toreo, el toreo que se hace hoy y que tanto gusta de ponderar. Pues ni por esas. Lo que yo vi, es que los novilleros actuantes, así como otros que lo hacen otros días, o son ricos ya o les importa un rábano la profesión que libremente han elegido. Tienen sus alternativas a la vuelta de la esquina, pero todo eso les da igual. Las Ventas, Madrid, novillos para dar una buena tarde, ¿y qué?. Pues eso, ¿y qué?.
Lo que yo vi, es que no vi nada que destacar y mucho menos recordar. A salvo los bajonazos y las ruedas de peones; pero eso son cosas para destacar en negativo y, como ustedes han deducido perfectamente, me refería a lo positivo. Que hay oportunidad de hacer quites, pues los toros entran dos veces al caballo, incluso tres, pues que los haga algún espontáneo que esté por allí. No va con ellos y luego habrá alguien de entre los taurinos que se quejen de que no va gente a los toros. Para ir, hace falta que lo que suceda allí sea algo de interés. Eso, no sucedió.
Lo que yo vi, es lo esperpéntico que resulta el “pijama” que les han puesto a los caballos de picar. Todo en la fiesta debe guardar una estética y esos manguitos son un adefesio que debe corregirse cuanto antes. Lo que yo vi, es que solo hubo un momento para aplaudir y fue para un par de banderillas con exposición que dejó arriba Antonio Ocaña y que su compañero Marcos Cruz salió ileso de milagro de una voltereta al banderillear al segundo de la tarde y luego estuvo amenazado por cierta torpeza dos veces más en el quinto cuando le tocó lidiar.
Se preguntarán que es lo que vi de la tres novilleros y se lo debo decir. Además de falta de ganas de comerse el mundo en versión “fetén”, le vi atropellado con los trastos a Ismael López, quien compone alguna vez, se envara en la mayoría y le desarman con facilidad los novillos. Aún así, de él nació la mejor serie de muletazos y un cierto regusto y hondura en los de pecho. Fue ovacionado a la muerte del primero, pero se abrió división de opiniones al saludar. Morilla torea muy despegado y así no puede llegar a una plaza con más aficionados que gente de paso. Otro día, con más gente de montón, puede que consiga encandilar, pero hoy no. Lo de Juan Ávila es de traca, -valga esta expresión por valenciano y ya en semana de Fallas- a cinco días de su alternativa en Valencia. ¿Qué argumentos y qué condiciones aporta para dar el salto, si con dos novillos manejables, lo más destacado es el uso chalequero y subterráneo de la espada, además de gritar mas que torear?. Como doctores tiene la tauromaquia y yo soy uno que solo cuenta lo que ve, pues tendrán alguna razón. Sería interesante que la expliquen.
Lo que yo vi, es que de cara al aficionado, los novillos deseados de Fuente Ymbro, no llegaron a lo de ellos esperado. Sin destacar en malo, tampoco lo hicieron en bueno, no siendo ni buenos ni malos en el caballo, aunque, eso sí, todos proponían algún trasteo más meritorio que los que recibieron.
Lo que yo vi, es que Taurovent, ha cuidado algunas cosas en la plaza (la uniformación de porteros y acomodadores, por ejemplo) y que su responsabilidad está a salvo. Trajeron lo que se les pedía: una ganadería de postín. Confeccionaron un cartel razonablemente bien y luego ellos no tenían que salir al ruedo a lidiar ni a torear. Nada que reprochar. O sí; lo dicho al principio: más y mejor promoción y publicidad de los eventos a celebrarse. Una tarea que es urgente si se quiere que acudan a la plaza algunos más que los que ocupan el siete y el ocho, además de las andanadas de los jubilados. Hay que ponerse a trabajar en esta tarea y tener suerte en los próximos festejos a celebrar.
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