Al ver cómo se está planificando la temporada de Diego Urdiales uno tiene la sensación de que, por fin, ha triunfado la justicia puesto que, en honor a la verdad no podía ser de otra manera; tras la eclosión artística del riojano en la pasada feria de Otoño en Madrid, de no habérsele reconocido sus méritos como artista, es entonces cuando tendríamos que haber “fusilado” a muchos empresarios.
Torería de la cara en las manos y sentidos de Diego Urdiales
Pero no, no ha hecho falta apretar el gatillo porque ha triunfado la razón, la lógica y la más rotunda verdad ante un hombre irrepetible como Diego Urdiales que, para nuestra fortuna, llevamos muchos años pregonando su verdad incuestionable y, alabado sea Dios, al final nos han dado la razón; mejor dicho, se han reconocido los auténticos méritos de este artista en sazón.
Al respecto de su persona, todo camina sobre ruedas pero, fijémonos hasta donde llega la mezquindad en el mundo de los toros que, lo que ahora barruntamos como un camino de rosas para el diestro de Arnedo, pocos meses atrás, en la pasada temporada apenas nadie le escuchó puesto que, como sabemos, es la temporada que menos toreó que, de no ser por Bilbao en agosto y Madrid en Otoño, hubiera sido la temporada más funesta para este diestro admirable.
El lance capotero de Diego Urdiales
Ahora se le está administrando la justicia que siempre se le negó. Pero lo más sangrante de todo es que este Diego Urdiales al que ahora admiran todos, especialmente los empresarios, es el mismo del año pasado, el anterior, etc. etc. ¡Qué cosas tiene la vida! Pero, como los hechos demuestran, tenía que ratificar en Madrid todo aquello que muchos le habíamos cantado. ¡Lo hizo y, de qué manera!
Como hemos repetido hasta la saciedad, su tarde otoñal fue la más rotunda de todo lo que llevamos de siglo en la plaza de Las Ventas, con el permiso del maestro Luís Francisco Esplá y del inenarrable artista de la torería, el maestro Juan Mora.
Pensar que Diego Urdiales está acartelado en Valencia, Sevilla y tres tardes en Madrid, eso produce una paz interior muy difícil de explicar y, en su caso, barrunto, un alivio para su alma. Con toda justicia, a Urdiales se le ha incluido entre otras tardes, en la corrida de Beneficencia, es decir, el cartel de más tronío de la temporada en Madrid y, sin duda, de toda España.
El inicio de faena del diestro de Arnedo. Bella estampa
Cualquiera, en calidad de aficionado siente un gozo especial ante la repercusión que tuvo su éxito madrileño para que, ahora, las grandes ferias le abran sus puertas. Les aseguro que a nadie defraudará; es más, ratificará sus triunfos para demostrar que éstos no fueron nunca producto de la casualidad. Honradamente, nada es casual en el toreo cuando se aquilatan tantos valores artísticos en la persona de un torero como Diego Urdiales.
Siento gozo por el diestro pero, si se me apura, mucho más por ese hombre legendario que lo ha acompañado toda su vida, primero como banderillero de lujo y, más tarde en calidad de apoderado. Me refiero a Luís Miguel Villalpando, un hombre admirable que tenía tanto derecho o más a saborear el éxito junto a su poderdante que, más que poderdante, es un amigo del alma. Y lo digo yo que he visto las lágrimas de impotencia de Luís Miguel en la pasada temporada cuando no entendía que se ninguneara a su torero que, como demostró en Madrid, es la pureza hecha toreo. Torero y apoderado, ¡enhorabuena! Ha llegado vuestra hora, por tanto, a disfrutarla que penurias las habéis pasado todas.
Fotos: Muriel Feiner