|
|
Pla Ventura |
|
|
España |
[
01/03/2005 ] |
|
Convengamos que, triunfar, en la materia que fuere, suele ser tarea ardua. Nosotros, quiénes de forma humilde, estamos inmersos en la vorágine del periodismo taurino, a diario, abogamos por la difícil tarea del triunfo, en lo que a los toreros se refiere; al respecto, matizamos pros y contra y, claramente, exponemos las tremendas dificultades que existen para llegar a la cúspide o, al menos, al lugar que cada cual pueda soñar. Sabemos que, lo que para unos puede resultar un fracaso, otros, desde su prisma personal, lo pueden calificar como el más grande de los éxitos. Serán siempre los puntos de vista de cada cual y, adentrarnos en el alma de nadie, sería siempre tarea baladí. Matizaba yo en lo que suelo llamar la guerra del periodismo porque, en definitiva, los periodistas, vivimos en guerra permanente: y lo explico. Es cierto que, cualquiera que ame esta bendita profesión por la que solemos contar noticias o eventos, le gustaría que, la misma, fuera su medio de vida; es decir, consagrar todo el tiempo a dicho menester que, en honor a la verdad, los que lo practicamos, lo hacemos embelesados por ello. Es verdad que, quiénes andamos por la vida de forma sensata, somos sabedores que, para el periodismo taurino, en España, hacen falta muy poquitas personas; las mismas que medios tenemos para escribir, hablar o narrar. Y, la gran verdad nos dice que somos miles los periodistas y, muy pocas las tribunas. Las guerras, qué duda cabe, vienen desde arriba; el que tiene un puesto lo defiende con uñas y dientes y, si hace falta, hasta pactan con el diablo; es decir, hacen convenios con los toreros para, de este modo, engrandecer sus emolumentos crematísticos y, de semejante manera, llevar un tren de vida como las propias figuras del toreo. Por esta razón, de los profesionales, mucho me temo que, salvo Javier Villán y muy poquitos más – me sobran dedos en una mano para enumerarlos- el resto, viven bajo el amparo y manto de sus amos, es decir, los propios toreros que, con dinero, compran sus opiniones. Ahora, según se comenta, el todopoderoso Manuel Molés, dicen que ha decapitado al que era su segundo, es decir, a Miguel Ángel Moncholi. A este respecto, bien es verdad que, nadie medianamente sensato podía entender como un hombre como Moncholi, director del programa taurino de Tele Madrid, ejerciera de colillero de Molés en el programa de la cadena Ser de radio. Quiero pensar que, la sagacidad de Moncholi le hizo sombra a Molés y, ya se sabe, todo el que pudiera hacerle sombra al divo de Castellón, éste, lo ponía de patitas en la calle. Adivino que Moncholi no ha perdido nada porque, como todo el mundo sabe, ejerce un periodismo serio en la tele de Madrid y, mucho me temo que, ser el criado de nadie, en nada le puede beneficiar. En el periodismo o en la materia que fuere, cada cual, puede hacer de su capa un sayo; no seré yo el que imparta lecciones ante nadie. Cada uno sabrá lo que tiene que hacer y, llegada la noche, en la soledad de la alcoba, rendirle cuentas a su conciencia. Pero si es muy cierto, conforme vemos como está montado el panorama del periodismo profesional, desgraciadamente, para saber la verdad, tenemos que aferrarnos en torno a todas aquellas personas que, desposeídos de intereses propiciados por los toreros, son los únicos que nos pueden hablar con la conciencia bien limpia, por tanto, con la verdad como bandera. Que nadie se equivoque; mi guerra es mi propia persona. No estoy en contra de nadie, pero si defiendo la causa de todos aquellos que, como yo, defienden la fiesta de los toros por amor, por pura vocación y porque, desde nuestro fuero interno, a diario, luchamos por una fiesta mejor, más justa, más noble y más ecuánime. Nada será más cierto que, ante todo, abogar por aquella persona que, tras su jornada laboral en el ámbito que fuere, más tarde, como vocación, se entrega al periodismo – en este caso al taurino- para defender la única posición que les mueve; la verdad y el interés por todos los aficionados que, como paganos, debemos tener quien nos defienda y, esa defensa, solo puede venir de manos limpias, puras y cristalinas. Les puedo asegurar que, desde nuestro colectivo, no existen fobias, ni tampoco rencores ni resabios. Nuestra meta, como se presupone, será siempre la del aficionado porque, ante todo, así nos sentimos, aficionados a la mejor fiesta del mundo. Realmente, en estos momentos, resulta sobrecogedor comprobar que, en la actualidad, contamos con ciento ochenta mil periodistas titulados y, todos están en paro. La cifra, no deja de dar escalofríos. ¿Qué será de tantos miles de hombres y mujeres que, con su título debajo del brazo, no encuentran un lugar donde ejercer su profesión? La respuesta podría ser dramática. Y, dentro de este ingente colectivo, muchísimos, abogan por el periodismo taurino. ¿Se imagina alguien el futuro? Solo existen dos caminos; el de la desesperación o el de tirar hacia delante por la vía de la vocación. Cada cual, que elija lo que más le convenga. Yo les diría a todos que, si tienen afición por el periodismo, medios, existen; y mucho más ahora con la innovación de Internet. Aquello de que la afición o vocación coincida con el medio de vida, eso ya es harina de otro costal. Pero que nadie desespere; yo les aseguro a todos que, desde el estrado no profesional, las cosas, se contemplan con mayor objetividad porque, ante todo, nadie te presiona, a nadie te debes y, la vocación, al escribir, la puedes desarrollar con perfecta naturalidad. El sólo hecho de pensar que no tienes un amo a quien rendirle cuentas, ello, ya es un éxito. Que nadie se venga abajo; nosotros, nuestro equipo, podría ser el estandarte por donde poder mirar la vida con optimismo. Tenemos nuestro trabajo al margen de los toros y, para colmo, nos cabe la dicha de pronunciarnos en un tema que tanto nos apasiona, al que conocemos y amamos y que, por la causa de nuestra afición, lo defendemos hasta las últimas consecuencias. ¿Cabe mayor gloria? Ya quisieran ellos, los que dependen de terceros o de cuartos, poder vanagloriarse de nuestra verdad.
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|