Volvió el maestro Rincón a demostrar que está en su mejor momento. Ayer César dio dos lecciones magistrales de toreo y salió a hombros de su plaza, la Santamaría. Está inaguantable, triunfó en todas las plazas colombianas, se llevó todos los trofeos y dejó en claro que está a tope para la temporada europea 2005.
De una vez propongo que para la celebración de los 75 años de la plaza de Bogotá se anuncie al maestro, en solitario, ante seis toros de Mondoñedo. Todos bogotanos, todos triunfadores.
Con tan solo tres cuartos de plaza, algo pasa en Bogotá que las máximas figuras no llenan la plaza, se lidiaron toros de Agualuna - Zalduendo, bien presentados, a excepción del anovillado castaño que salió en segundo lugar . Mansos en general pero con matices, lo que hizo que no nos aburriéramos. El que más sirvió fue el primero de Tejela y el otro fue el cuarto, por el que nadie daba nada y que Rincón descubrió con la magia de las distancias. Los dos de Capea fueron complicaditos, el primero pidiendo tablas y el segundo mirando y midiendo. El segundo de Tejela tuvo guasita.
César Rincón estuvo muy bien con el castañito, con el que se gustó en el capote en lances a la verónica portentosos, luego el toro se quedó mucho porque le dieron leña de la buena en la vara, Rincón pagó esto en la faena de muleta quedándose el toro muy parado y solo pudiendo torearle con la mano izquierda en naturales de uno en uno pero de gran mérito, sacándole cada pase con una técnica envidiable. Mató de estocada caída y de dos descabellos para saludar desde el tercio.
La otra lección vino en el cuarto de la tarde, después de que el personal de la plaza refaccionara el empantanado ruedo, luego del chaparrón de agua que cayó en el toro de Tejela. Algunos miembros de la empresa se mosquearon porque Rincón quería esperar que el ruedo estuviera en condiciones, pensando que se viniera una suspensión, pero nada, Rincón es Rincón y además él era quien que iba a salir al ruedo. El toro resultó manso en el caballo y nadie daba mucho por el astado. Pero ahí estaba el maestro Rincón y fue construyendo una faena modélica en medio del barro. Rincón le dio una tanda de derechazos magnífica con la que se hizo al toro y a partir de ahí cimentó su faena. Le dio más distancia y el milagro cogió forma, los derechazos fueron impecables y largos. Al natural, lo mismo, aunque hay que señalar que los dio algo despegado, con alguna ventajita. Volvió a la derecha y de nuevo la maestría. Para terminar, ayudados para desengañar al toro y entró a matar recibiendo, dejando tres cuartos de espada, que fueron suficientes para acabar con el burel. Dos orejas a sus manos, además de la gloria y el cariño inmenso de su gente.
Matías Tejela estuvo bien en la Santamaría, con ganas y disposición. En el primero de su turno le tocó lidiar al toro y a la impresionante tromba de agua que cayó con la curiosa presencia del sol. Lo más destacado con la capa fue la forma en que dejó al de Agualuna en el caballo y un quite por verónicas de las que hay que destacar la primera. Se vino el agua y Tejela no se vino abajo. Instrumentó buenos derechazos que volvieron la atención del público al ruedo, por ese pitón el toro iba mejor y Tejela lo supo, por allí construyó su faena. Al natural los pases resultaron trompicados. Volvió a la derecha y volvió el tono a la faena. Una especie de pase de pecho que terminó como un circular rubricó su obra. Vino una desconcentración del torero en la que abusó del toro queriendo como pasarlo por detrás de su cuerpo sin que hubiera terreno para ello y lo cogió de mala manera, afortunadamente sin consecuencias. Algo congestionado entró a matar y dejó una estocada desprendida que bastó y se llevó una oreja.
En el quinto estuvo muy profesional ante un toro difícil. El toro se quedó parado muy pronto, debido al largo puyazo que le recetaron. Tejela lo intentó valientemente y algo le sacó por el pitón derecho. Por la izquierda el toro embestía bruscamente y nada pudo hacer. Dejó una estocada habilidosa y escuchó algunas palmas.
Confirmó su alternativa, Pedro Gutiérrez, el hijo del “Niño de la Capea”. Estuvo con ganas de agradar y dispuesto. Recibió con faroles de rodillas al primero y algunas verónicas embarulladitas. El toro mostró su querencia a las tablas desde el puyazo. Capea lo intentó pero utilizando mucho truco. Está muy joven para tal repertorio de ventajismos. Citando con la muleta al pitón contrario y utilizando mucho el pico de la muleta, además, demasiado despegado del toro. Algún muletazo le sacó al manso en las tablas y el publico se lo coreó. Mató de estocada entera y saludó desde el tercio.
En el que cerró la tarde salió de nuevo con ganas, toreando con las dos rodillas en tierra quedando algo cruzado con el animal. El toro no era fácil y Capea lo intentó con valor pero con unas formas muy encorsetadas porque parece como si tuviera un corsé en su cuerpo que le deja inmóvil el cuello y la espalda y el pase se ve vulgar. Como que no despega la oreja de la hombrera y todo su cuerpo se mueve de manera vertical. Estuvo con ganas aunque con la izquierda volvió a utilizar las ventajas del pico. Dejó una estocada desprendida y fue despedido con ovación. Habrá que ver como se desarrolla su carrera pero veo que es un torero más, como lo era “Litri”, el último por supuesto, que va a ocupar un montón de puestos que los merecen toreros de mejores formas y mejores condiciones. Pero así está esto.
Incidencias: Saludaron en banderillas Ricardo Santana, Hernando Franco, que ayer si clavó muy bien y el Turquito Nader.