Días pasados los altos estamentos de Extremadura, entre ellos el ayuntamiento de Cáceres en la persona de su señora alcaldesa recibió al diestro Emilio de Justo para rendirle honores y para decirle lo orgullosos que están los cacereños de tener un torero tan relevante. Bonito el gesto de la señora Elena Nevado que, como alcaldesa quiso sumarse a las loas de gratitud que está recibiendo dicho diestro. Claro que, en política, los políticos siempre van detrás de la realidad y, como autoría más importante, casi todos suelen subirse al carro del vencedor. La señora alcaldesa, a la que nada tengo que objetar y creo que casi nadie por la gran labor que está llevando a cabo en el ayuntamiento cacereño, ha fallado en los tiempos y, con su sincera actitud ha hecho buena la frase de TANTO TIENES…..TANTO VALES.
Un cartel publicitario de Emilio de Justo
Como digo, me parece honroso que la alcaldesa reconozca a un hijo tan importante como Emilio de Justo pero, como digo, falló en el tiempo, es decir, en las fechas, sencillamente porque Emilio de Justo, al que en esta casa reconocimos hace ya algunos años cuando no era “nadie” en el toreo y, como se sabe, era tan auténtico como ahora. La corrida que mató en Hervás hace unos años en solitario dice todo. Pero no, en aquellos años Emilio de Justo era un pobre hombre que quería ser torero y que “mendigaba” lo que estaba a su alcance para que le dieran oportunidades que, casi nunca llegaban.
Como en aquellos años Emilio de Justo no tenía nada, como dice el refrán, tampoco valía nada. ¿Habrase visto injusticia mayor? Les aseguro que era igual de buen torero, de mejor persona y todo un señor por allí por donde se paseaba. Claro que, su único pecado es que era pobre y a los pobres nadie les escucha. De Justo es la prueba contundente de lo que digo, de ahí la tristeza que siento cuando reconocen a una persona, caso del diestro cacereño, sencillamente, porque la suerte le ha sonreído ahora puesto que, sus valores son idénticos a los de hace tres lustros cuando empezó en la bendita aventura de ser torero.
Emilio de Justo es recibido por Elena Nevado, alcaldesa de Cáceres
Verdad es que, apostar por el de abajo es algo inusual puesto que todo el mundo se ciñe a las realidades y, en el caso de los toreros, cuando logran el triunfo total, les salen amigos por doquier y reconocimientos que jamás hubieran sospechados. Yo recuerdo, hace tres años, el día que le echamos una mano a Emilio de Justo porque nadie lo escuchaba, nos mostraba su amargura pero, ante todo, su tremenda ilusión porque en aquel momento ya era dueño y señor de sus convicciones y éstas son las que empujaron a seguir para que, en este año de gracia para él, haya sido recibido hasta por la señora alcaldesa de Cáceres, un acto bonito como dije, pero aplicado en la actualidad viene a corroborar el maldito dicho, TANTO TIENES, TANTO VALES.
Pese a todo, no queda otra que festejar junto con Emilio de Justo su gran temporada, la que le ha llevado a salir incluso por la puerta grande de Las Ventas en Madrid, algo que llevaba años soñando y que seguro pensaba que jamás se haría realidad; se hizo, al igual que logró triunfar en plazas de altísimo nivel para demostrar a la clase incrédula que un artista siempre puede y debe de tener un lugar relevante en el toreo. En el caso de Emilio de Justo ha tardado más de lo previsto pero, al final, su dicha no puede ser mayor porque ha logrado su objetivo y, como decía, que todos crean en él. TARDÓ, PERO LLEGÓ.