Hemos venido recabando sobre lo mismo. Las exigencias de los toreros o sus apoderados a la hora de fijarse en ellos las empresas.
Esta vez fue el francés Sebastian Castella quien no hará presencia en los carteles de la vigésimo octava feria de La Macarena en Medellín, según anunció mediante comunicado el Dr. Santiago Tobón Echeverry quien siempre quiere llevar lo más representativo de la torería mundial.
Resulta que al torero galo no le sirvieron ni los alternantes ni la ganadería que se le ofreció; preguntan los aficionados ¿entonces cuales son los parámetros no solo de Castella sino de muchos otros toreros sobre los cuales se debe pensar para poderlos tener en una feria o temporada?
Sebastian Castella renuncia a Medellin Cada vez el circulo se va cerrando más y llegará el momento en que definitivamente se tenga que prescindir muy a pesar de las empresas y los aficionados de estos toreros que en España “tragan” kilos y pitones y a América vienen a pasar los meses de invierno europeo y a vacacionar recibiendo enormes cantidades de dinero sin mucho esfuerzo, exigiendo lo que les da la gana.
No se puede seguir contemplando y cogiendo con algodones los caprichos de los toreros “figuras” aprovechándose de su indiscutible clase y palmarés.
Ese manido cuento de que no se traen otros toreros porque no los conoce nadie ya está bueno. A través de la internet ahora quien quiera transmitir lo hace y vemos espadas como Álvaro Lorenzo – Pepe Moral – Javier Cortés y tantos otros de media tabla hacia abajo que cumplen con los requisitos y haciéndoles una buena promoción publicitaria como en su oportunidad se les hizo a los que ya cumplieron 20 años de alternativa, seguro estamos que no defraudarán ni se pondrán tan complicados como aquellos que desprecian estar en una feria porque no les gusta sus alternantes ni la ganadería que le ofrecen.
La propuesta de Simón Casas del bombo que fue exitoso en la feria de Otoño y que lo propone para el próximo San Isidro, medirá el termómetro de quienes se someten o no a él solo con el fin de darle más equidad a la feria y que la balanza no se incline siempre hacia los caprichos y antojos de quienes supuestamente son los mandones del toreo.
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