Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abril; cinco de mayo, seis de junio, siete de julio, San Fermín. A Pamplona hemos de ir con una media, con una media; a Pamplona hemos de ir con una media y un calcetín.
A partir del próximo viernes 6 se repetirá constantemente la tonadita anterior en Pamplona, porque inician Los Sanfermines, del 6 al 14 de julio, una de las ferias más conocidas en todo el mundo. ¡La feria del Toro!, se le llama a esta fiesta pamplonica.
¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!
Uno de sus principales atractivos es El Encierro. Consiste en que un numeroso grupo de audaces corren por la mañana en algunas calles de la ciudad junto con los toros que habrán de lidiarse en la corrida de la tarde. La distancia de 875 metros que se recorren desde los corrales del Gas hasta la plaza de toros, tiene una duración de unos tres minutos, salvo que un toro se corte de la manada. Los toros corren a las 8:00 de la mañana del 7 al 14 de julio.
La ciudad recibe aproximadamente millón y medio de visitantes tanto españoles como extranjeros, quienes dejan una derrama económica de varias toneladas de euros. Es importante anotar que las corridas de toros no son realizadas por empresas, las organiza La Casa de Misericordia (la popular Meca) y que las utilidades que se obtienen se destinan al cuidado de los ancianos.
Con hechos terroristas, algún grupo de esos que se denominan defensores de los animales, ha tratado de impedir la feria de San Fermín. Es tal la obsesión contra las corridas de toros, que no les importa el daño que hacen a España, no sólo a Pamplona.
El pasado 7 de junio, justo un mes antes de que se corra el primer encierro, los criminales incendiaron una máquina elevadora y otros daños materiales. Para dejar constancia del acto realizaron pintas alusivas a su inconformidad con las corridas. Se hicieron responsables del crimen los angelitos del Frente de Liberación Animal.
Dos días antes aparecieron rellenos de cemento y hierros algunos los huecos que se utilizan para la colocación de los postes verticales que sirven para incrustar las vallas durante el encierro. Por supuesto los desperfectos cuestan a los ciudadanos, el municipio pagó composturas con dinero del pueblo.
El bullício en las calles de Pamplona
Cualquiera pensaría que ante los atentados contra Pamplona, el responsable de la ciudad sacaría la bravura para defender la casa, que no descansaría hasta atrapar a los terroristas. Pero no es así, el alcalde de la ciudad navarra, Joseba Asiron, ha tenido una actitud pusilánime, se ha comportado manso y soso, lejos de buscar a los responsables, se tiró la puntada de decirles que no les hará nada, al menos así se pueden interpretar su declaración.
Dice que está bien que se realicen los encierros pero que puede desaparecer las corridas de toros, alguien en Pamplona -y cuerdo- jamás diría tal cosa.
Los ganaderos que mandarán este año sus bureles a la localidad navarra, inmediatamente enviaron una carta diciendo que los toros se crían exclusivamente para corridas, que de ninguna manera mandarían toros sino se lidiaran. ¡Faltaba más!
Basta de actitudes timoratas, o se encarcelan a los terroristas o van a provocar más desgracias, urge ponerles un hastaquí a los antis. Si no les gusta el espectáculo taurino, sencillamente no asistan, pero dejen de comportarse como salvajes, de ser delincuentes. Las acciones rebasan por mucho la agresión verbal y manoteos a los aficionados a los toros, de daños a esculturas públicas. No olvidarse del incendio a la plaza La Petatera en Colima (febrero de 2012), la bomba colocada en la plaza de toros Santa María de Bogotá (febrero de 2017) y ahora Pamplona.
Por lo pronto el viernes 6, a las 12 del día, se lanzará el chupinazo para gritar: ¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!