Días atrás hemos conocido la destitución como presidente de Las Ventas de D. Juan Lamarca. La noticia no ha pasado desapercibida para todo el sector taurino y de ella nos hicimos eco en opinionytoros.com. No es muy habitual este tipo de información y de ahí que, además de inesperada, resultara un tanto llamativa. Digo llamativa, pues fue hecha con todo lujo de detalles, dando nombre y apellidos de los que tomaron y ejecutaron la decisión. Nada habitual todo esto en la familia taurina.
Es curiosa esa información detallada, cuando en los toros estamos acostumbrados a no saber nada de nada. Naturalmente nos referimos a las decisiones que se deberían tomar con los resultados de los análisis y demás sanciones afectas al reglamento y que durante la temporada tienen, o deberían tener, lugar. En cuanto a esa información, “cero patatero”. Información que debería servir para conocer quién o quienes hacen de la Fiesta un lugar a su antojo. Pues como decimos, de esa información, no abunda y los aficionados echan de menos los informes semanales, que sí tienen, los comités deportivos. Que no es que sean perfectos, pero dan información al menos.
Ahora, ya ha habido lugar y plumas que se han rasgado las vestiduras por el cese del Sr. Lamarca de esa función que ha venido desempeñando durante más de veinte años en el palco de Las Ventas. Daremos nuestra opinión al respecto a continuación pero, ¿cuántos presidentes, toreros, banderilleros, picadores, areneros, monosabios, etc. hemos visto pasar por Las Ventas tantos años y desde un día concreto no hemos visto más?. Es larga la lista que podríamos dar y que nadie pretenda establecer líneas de separación, pues algunos hicieron bien las cosas y sin embargo no han vuelto más. Algún torero podría dar detalles. Y entonces, ¿hubo un movimiento en su defensa, pidiendo su regreso a esta plaza?.
Convengamos que el Sr. Lamarca a lo largo de estos años hizo las cosas muchas veces bien y otras, lógicamente, no. Desde su posición en el palco administró la justicia y la equidad que, según su criterio, consideró oportuno en cada festejo. Todo eso es normal. Por ello, estaba sometido a las distintas opiniones y críticas de quienes pueden y deben hacerlas: la prensa y el público. Su expediente está lleno de actuaciones equilibradas y justas y por otras no tanto. Hasta aquí todo normal. Entonces, ¿dónde hay que enmarcar esta no continuidad?. Es que acaso, ¿la designación era perpetua?. Bastaría con estos argumentos para dejar las cosas estar. Estuvo como presidente, como otros y algunos muy queridos y respetados, y ya no va a estar. ¿Esto tiene algo de anormal?.
Pero volvamos al detalle de la información sobre su destitución, o no renovación de esa función, que eso y no otra cosa debería de ser. Conocido el detalle de que ha sido el Delegado del Gobierno el que ha dado órdenes al Jefe Superior de Policía para su no continuidad en la citada función de presidente, se ha abierto la caja de los truenos. Desde distintas tribunas, sin más análisis, consideran que es una decisión política y por ello lo consideran mal. En algún caso, supongo yo, que será por que ese Delegado del Gobierno pertenece a un partido determinado y le achacan que es venganza porque el Sr. Lamarca parece -dicen- bebe en las fuentes del partido de la oposición. Arrecian entonces los que piden que la Comunidad de Madrid, que está en el otro bando, haga algo. La pregunta es ¿el qué?. ¿No sería entonces otra cacicada también en el supuesto de que pudieran y tuvieran competencias?.
Desde otro lado, sin tapujos y con muy mal estilo, -habrá que decir que es el Sr. Del Moral para evitar que pueda pensarse en otro dado el carácter del tono utilizado- afirma que eso la culpa la tienen “los violentos espectadores que se han hecho famosos por las continuas voces, improperios, acusaciones y hasta insultos que profieren antes, durante y después de la lidia contra cualquiera que ellos quieran (...) añaden una asociación que les secunda cual apéndice “batasuno” y les sirve para presionar en sus respectivos despachos a empresarios, prensa especializada, autoridades de la plaza y políticos de la Comunidad propietaria del inmueble hasta grados inimaginables (...) Si el actual Delegado del Gobierno en Madrid cree que obedecer a los violentos de Las Ventas y a su apéndice asociativo es defender el interés de los aficionados, está completamente equivocado a no ser que él también pertenezca al grupo de secuaces. En cualquier caso, lo que acaba de hacer es dar más alas al talante dictatorial e intransigente del sector más odioso de la plaza.” Todo esto lo dice y se queda tan ancho, dejando muy a las claras su disposición a no aceptar que otros puedan tener derecho a pensar bastante distinto a él.
El Sr. Lamarca, cierto es, no ha sido, mirada toda su trayectoria, un mal presidente, pero sí ha tenido actuaciones muy lamentables en los últimos años. Las hemerotecas están para verlas. Pero con ser importante sus virtudes y defectos en el ejercicio de su función presidencial, es ese mismo cargo representativo el que le tenía que haber impedido manifestarse de la forma que lo hizo el invierno pasado. Curiosamente, casi calcado como el Sr. Del Moral. Esas declaraciones, “los aficionados de un determinado sector de la plaza “tienen intenciones criminales", son manipuladores del público y aunque dicen defender la pureza de la fiesta, en realidad defienden ciertos intereses. Este grupo practica el chantaje y la coacción y se le está dando mucha importancia, y además tanto dentro como fuera de la plaza disfrutan de ciertas prebendas". con la representación que conlleva llevar más de veinte años en el palco de Las Ventas, fueron la causa para que distintas Asociaciones y Peñas, -no una sola, Sr. Del Moral- pidieran el pasado año su destitución. No fue atendida aquella solicitud y hoy cuando nos enteramos de forma tan detallada de quienes han intervenido en ella, es cuando se rasgan las vestiduras mas de uno. Supongo que sería otro Delegado del Gobierno el que había entonces y que el Jefe Superior de Policia era otro también cuando esas asociaciones presentaron un escrito de protesta ante las ofensas vertidas por el Sr. Lamarca para con ellos.
Si su no continuidad es producto de aquél escrito, yo no lo se. Lo que sí se, es que en aquella ocasión y una vez conocidas las declaraciones que hizo el presidente-ciudadano D. Juan Lamarca, yo también solicité que no se sentara más en el palco. Por muy bien que hubiera realizado su cometido en todos los años que lo hizo, ello no le legitimaba para decir lo que dijo contra unos espectadores -y yo soy también un espectador- a los que se supone que también desde el palco debe de representar. En aquél momento, esa fue mi valoración. Hoy, tras el conocimiento de la noticia, no apruebo el modo político utilizado para su cese, pero sigo pensando que no se puede ofender a quienes se representa.
De igual modo, tampoco puedo entender como alguien que debería de escribir para los aficionados, los espectadores de los festejos taurinos, puede utilizar tales descalificaciones contra quienes exigirán lo que quieran en la plaza, pero dista bastante que pueda demostrar, el Sr. Del Moral, donde radica su “violencia batasuna”. No pretenderá ahora que le respeten tras “perder los papeles” con sus manifestaciones. Por esa misma “pérdida de papeles”, y no por su dirección desde el palco que ahora se invoca, se pidió que fuera relevado de su puesto el Sr. Lamarca.