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Pla Ventura |
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España |
[
21/02/2005 ] |
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EL CARTEL DEL ARTE EN MADRID |
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Nos lo han contado muchos aficionados de Madrid y, entre ellos, todos los cabales que, al unísono, abogan por la corrida soñada; esa corrida de ocho toros en la cual, no por el número de toros, pero si por la calidad del cartel que, de llevarlo a cabo la nueva empresa, con toda seguridad, se cubrirían de gloria. Son toreros especialmente olvidados por las empresas pero, sin lugar a dudas, en Madrid, gozan de especial predilección y, menos uno de ellos, es decir, Frascuelo, el terceto restante, toreros de gran proyección en Madrid, la anterior empresa les postergó al más vil ostracismo. Dicen los aficionados, al tiempo que yo lo subrayo que, un cartel de tronío en Madrid, en la feria de San Isidro, sería, por orden de antigüedad, Gregorio Tébar El Inclusero, Carlos Escolar Frascuelo, Antonio Sánchez Puerto y, Pepe Luís Vázquez Silva. Los cuatro, alguno de ellos en mayor o menor medida, han dado tardes de gloria en las Ventas, de ahí, el predicamento entre la sabia afición de Madrid. Convengamos que, el reclamo de dicha afición por querer admirar a estos diestros, no es capricho de nadie ni, por supuesto, reclamo baladí; ellos, los aficionados, saben lo que dicen, lo que quieren y, en verdad, aquello que admiran y, a los diestros referidos, además de admirarles, les han hecho gozar con su arte. Además de la memoria del aficionado, ahí están las videotecas que lo pueden demostrar. Los toreros referidos, todavía, yo diría que con toda seguridad, podrían enloquecer a la afición de Madrid; es cuestión de que, a cada uno de ellos les embistiera un toro; no importa el tamaño, grande o menos grande, pero con calidad en su embestida que, lo demás, lo pondrían ellos, los artistas referidos que, precisamente por ello tienen el calificativo de artistas, porque en realidad lo son y lo han demostrado en el ruedo de Madrid. Es hora de la innovación y, la nueva empresa tiene la oportunidad de demostrarlo. Recordemos que, no estamos hablando de cuatro graciosos que quieren ser toreros; estamos hablando de cuatro artistas consumados que, en su momento, la afición de Madrid, así les definió y así se pronunció. Por ejemplo, El Inclusero, entre otros muchos logros, tiene en su haber dos docenas de faenas inolvidables en Madrid que, de haber rematado bien con la espada, quizás que, a estas horas estaríamos hablando del torero de más arte del momento, al menos, todo el mundo así lo hubiera reconocido; pero su cruz era la espada y, el pasado año, en una sola corrida que toreó, liquidó sus dos toros de certeras estocadas, amén de haber llevado a cabo dos faenas soñadas por cualquier torero. De Frascuelo cabe decir poco ya que, temporada tras temporada, ha ido perfumando el ruedo de Madrid con sus actuaciones; digamos que, de los cuatro referidos, Carlos Escolar, ha sido el más afortunado o reconocido de estos toreros. Antonio Sánchez Puerto, el hombre que ostenta el título de haber realizado la faena más bella a un toro de Victorino Martín en la plaza de las Ventas y que, como le pasara a El Inclusero, tampoco redondeó con la espada y, la factura que tuvo que pagar, resultó enorme; a las pruebas me remito. Más tarde, para que nada quedara inconcluso, salió en hombros de la plaza de las Ventas tras cortar dos orejas con extremada fuerza. Y, ¿qué decir de Pepe Luís Vázquez? Madrid sabe, como nadie, de las virtudes artísticas de este hombre que, a retazos, ha sido capaz de encandilar a la afición venteña. Como explico, salvo Frascuelo, el resto de los toreros que he anunciado, según los aficionados de Madrid, la anterior empresa los castigó como si las culpas y los males del toreo, fueron de ellos. Esperemos, como dicen los aficionados madrileños que, Choperita, tenga la suficiente sensibilidad para entender que, a los toreros referidos, ni el paso de los años les ha mermado su capacidad creativa y, pese a todo, todavía pueden dar tardes de gloria. No todo está perdido y, lo que es mejor, queda mucho por ganar; de forma concreta, la empresa a nivel económico y, los aficionados, a nivel artístico. Ellos, los gestores de las Ventas, tienen la última palabra. Si me atrevo a decir que, de contratarlos, no sería para una sola tarde. Sería, sin lugar a dudas, el cartel del arte.
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