Cada año, como sabemos, surge el milagro por tierras norteñas, de forma concreta en Azpeitia donde, como ocurre cada temporada se dan cita los toros y los toreros. Así, a golpe de primera vista parece que he dicho una obviedad cuando, como se sabe, es todo lo contrario. Aquello de reunir toros en su más bella acepción de la palabra y toreros que quieran enfrentarse a ellos en un pueblo en el que pueden ganar de todo menos dinero y gloria. Y no es porque no cobren, todo lo contrario. Pero, a nadie le puede resultar difícil comprender que, en una plaza de pueblo relativamente pequeña pocos milagros se pueden hacer y, por el contrario, Joxin Iriarte es capaz de ello.
El empresario vasco es cabezón como él solo; lo digo en el sentido más bello de la palabra porque si cada año logra que el toro tenga presencia y esencia en su feria, ahora, para añadirle más credibilidad a su obra, hasta es capaz de contratar a ciertas figuras del toreo; sí, de los que actúan en todas las grandes ferias. Empezó el año pasado con Curro Díaz, Miguel Ángel Perera y Roca Rey, mientras que para la edición de este año cuenta, entre otros, con Curro Díaz, Sebastián Castella y El Fandi, el que ha sido el dueño del escalafón en varios años consecutivos.

Azpeitia, la grandeza del toro, lo dice esta imagen
Sin duda que, el cartel citado es el terceto estrella de la feria con todos de La Quinta. Claro que, con los toros de Ana Romero, de los que guarda un recuerdo amargo Juan José Padilla, acuden para matar dicha corrida Emilio de Justo, Juan del Álamo y Luís David Adame. Y se cierra la feria con los toros de Celestino Cuadri con Rubén Pinar, Pepe Moral y Tomás Campos.
Como dirían los revisteros de antaño, carteles muy rematados; yo diría que rematadísimos porque aquello de reunir a grandes toreros con la autenticidad del toro, el milagro está servido. Esos carteles no ha sido capaz de confeccionarlos la empresa de Madrid. Mucho me gustaría que Joxin Iriarte nos explicara dónde radica el milagro porque, honestamente, lo de Azpeitia no sucede en ninguna parte de España. Muchos empresarios de pueblo son capaces de contratar a las figuras del toreo, nada es más cierto, pero que éstos se enfrenten al toro auténtico es un imposible que, en las manos y sentidos de Iriarte se torna pura realidad.
Morante, como es público y notorio, este año se ha contratado en algunos pueblos al estilo de Azpeitia en el sentido del aforo de la plaza pero, en dichas corridas tiene que estar el medio toro, el torito de Domecq muy a modo para que el diestro de La Puebla pueda sentirse a gusto, de lo contrario, ni se viste de torero.

La tremenda voltereta que un toro le propició a Curro Diaz
Por lo explicado, he aquí la grandeza de Azpeitia, algo que no me dolerán prendas reconocer puesto que, en calidad de aficionado me gusta el toro de verdad, el que tiene casta, el que pone a prueba a sus lidiadores y, a su vez, cuando se le vence en la casta de la que son portadores, los triunfos de los toreros tienen una magnitud increíble.
Azpeitia es más que una feria, yo diría que es el templo del toro en que, como está sucediendo últimamente, hasta las figuras del toreo quieren saborear el dulce manjar que pueda producir un éxito en dicha plaza. Por cierto que, en dicha plaza, el pasado año Curro Díaz explicó la grandeza del toreo y, sin duda, la peligrosidad de dicho espectáculo porque, cuando se dio cuenta, un toro se lo llevó por delante con la bendita suerte de que Dios estaba de espectador y no pasó nada, salvo el palizón tremendo que se llevó el diestro. Esas cosas, en los demás pueblos no suceden porque los toritos a lidiar están domesticados. En esa misma plaza, hace dos años, Curro Díaz, frente a un toro de Ana Romero hizo la faena de su temporada. Como no podía ser de otro modo, este año, una vez más, Curró Díaz tiene otra nueva cita con la verdad que, el arte él lo pondrá.
Como decía en el enunciado, Azpeitia es inmejorable. El que quiera pueda emular a Joxín Iriarte. A las pruebas me remito. ¿Será que las figuras del toreo, de una vez por todas, al acudir a Azpeitia, además de la grandeza de su feria quieren oler el aire perfumado que corre por aquel lugar paradisíaco? Allí estaremos con el permiso de Dios. Y lo afirmo de este modo porque como diría el maestro Facundo Cabral, si quieres hacer reír a Dios, ¡cuéntale tus planes!