Comenzó la Feria de Sevilla y comenzó, como era de esperar, entre paréntesis.
Puede que muchos no entiendan, inicialmente, que es lo que quiero indicar con eso del paréntesis, pero es una forma de expresar que es la feria de Sevilla, sí, pero al margen de la continuidad de la misma. Ni la televisión la hizo caso. Es decir, se anuncia en los carteles como parte del ciclo, pero con un golpe de timón la dejan al margen.
Pero no todo es negativo en eso de ponerla entre paréntesis, ya que en la plaza acudieron los cabales, los aficionados de verdad, y los toreros resultaron ser, también, de verdad. Luego, cuando llegue la continuidad, la televisión y más gente por los tendidos, se abrirán los paréntesis y entre el que abre y el que cierra se producirá una metamorfosis que la dejará como distinta, como más bullanguera, y en algunos casos arruinada incluso en su rigor y seriedad.
La terna se prodigó como ha de ser, y suceder, una tarde de toros, llena de detalles, de acontecimientos, que permitieron a los aficionados disfrutar de lo presenciado.

Pepe Moral al natural... cortó una oreja
Hubo oreja para Pepe Moral, cornada para Román y detalles muy toreros de Curro Díaz. Todas esas cosas que llenan una tarde de toros. Pero es que todas esas cosas, además, sucedieron tal como era muy fácil presagiar, entre paréntesis de los triunfalismos que se acostumbran a dar. Pepe Moral lleva tiempo haciéndose un hueco entre los triunfadores y portadores de triunfos en esa plaza. Y lo hace toreando al natural, fundamento del mejor toreo de muleta.

Román herido por su primero
Román demostró lo que es, un valiente a carta cabal, asumiendo el riesgo como siempre hace. Su sangre regó el albero sevillano, como ya hizo en su anterior comparecencia en otra plaza de primera, la de su tierra, Valencia. Las enfermerías encuentran siempre un Román al que atender. Entrega en plenitud se llama eso y hasta resulta raro en estos tiempos, que no en otras épocas.

Curro Díaz y los momentos bellos
El de Linares, muchos años ausente de La Maestranza, abrió su mejor abanico para perfumar con su toreo preciosista la arena y los tendidos maestrantes. No cuajó ninguno de su lote a modo, pero elevó las emociones e hizo vibrar los tendidos. Inspiración y torería, señas de identidad de Curro Díaz.
Ya ven, corrida de feria pero no lo parece; sin embargo es una corrida de toros de esas de toda la vida. Distintas fuentes así me lo han hecho saber. Benditos sean, de vez en cuando, estos paréntesis que nos permiten salir de las plúmbeas o triunfalistas tardes.
Fotos: lamaestranza