Durante el sábado 31 de marzo del año en curso, pude deleitarme de un documental que trasmitieron en el programa taurino español “Tendido Cero”, y que, con el nombre de este comentario, detallaba la vida completa de ese animal maravilloso como es el toro bravo, y que, además, es el centro de la fiesta brava: desde su nacimiento hasta el momento en que estaba listo para pelear en una plaza de toros, con un matador que, al igual que todos nosotros, ama la fiesta brava. Sin embargo, en ese mismo momento, recordaba un libro escrito por un periodista taurino ecuatoriano quien, estudió Comunicación, en la Universidad de Sevilla, y que, tenía como título “Bajo la piel del toro bravo”. El autor de este pequeño libro es Don Hernán Vela Sevilla, quien nació en la taurina ciudad de Ambato, y que, vivió como muchos de sus coterráneos en la ciudad de Quito, capital de todos los ecuatorianos. Es pequeño pero didáctico y hermoso el mencionado libro. Refería a la vida del toro bravo (el eje real de la tauromaquia) pero, dirigiendo su mirada a las ganadería brava ecuatoriana. Posiblemente, un toro más pequeño (500 kilos de promedio) por la altura de las ciudades donde se vive la fiesta brava en mi país ( la serranía a 2.850 msnm, mínimo) pero, eso sí, con la bravura y la casta necesarias. Este gran amigo, llevando siempre, el gran amor que sentía por la fiesta. Fue uno de los más destacados periodistas taurinos de Ecuador, en los años en que se podía con total libertad, hablar y escribir de la fiesta brava; pero, además, se podía mirar la presentación de las figuras del toreo, en la querida plaza de toros de Iñaquito (barrio en que está ubicada la plaza quiteña) y, donde se pudo disfrutar del toreo auténtico, durante algo más de medio siglo. Al comienzo con ganado mexicano, luego con astados españoles y, finalmente, con el ganado bravo ecuatoriano que, durante las dictaduras militares de los años setenta, tuvieron la posibilidad de incrementar la bravura y la casta del ganado de lidia, con vacas de vientre y sementales españoles, ya que, uno de los “dictadores”, era gran aficionado a la fiesta brava.Toro Bravo en el campo. Foto archivo No son muchos los escritores ecuatorianos sobre temas de la tauromaquia. Se podría dar nombres de quienes tuvieron esa pasión pero, lo poco que se hizo, sobre todo en los albores de esta maravillosa fiesta que, además, fue catalogada como una de las grandes tradiciones de la cultura ecuatoriana. Hasta que, llegaron los politiqueros baratos del “Socialismo del Siglo XXI” y, trataron de acabarla, porque ellos, de acuerdo con su “mente enferma”, consideraban que todo lo que llegaba desde la Madre Patria y/o desde los “imperios”, eran asuntos que tenían que desaparecer (pobres acomplejados). Tanto así, que se dieron el “lujo” (estupidez humana), de decir que había que cambiar el orden de las estrofas del Himno a la ciudad de Quito, porque en la primera estrofa -que es la que se canta-, se mencionaba a las conquistas españolas (?). Cuando todos conocemos, de donde proviene nuestra raza americana.
Qué pena por la pobreza mental de estos politiqueros baratos quienes, apoyados por los anti taurinos, los amantes de los animales y, los “jóvenes ecuatorianos” (perdón, en realidad, se trataba de los Diablumas, un grupo de roqueros que, en sus presentación, hablaban de lo bueno de la drogadicción y del aborto seguro), quienes, sin embargo, convencieron al pésimo “dictadorzuelo”, como fue Rafael Correa que, ventajosamente, para nuestro querido país y, especialmente, para la tauromaquia ecuatoriana, ya no está en el poder. Sin embargo, todos confiamos en que pronto, la mejor de las fiestas, volverá de nuevo como era antes, ya que, Don Lenín Moreno, actual presidente de Ecuador, es un gran aficionado a los toros.
Comencé escribiendo de un excelente documental español, continué con el detalle de un hermoso libro taurino escrito por un periodistas taurino ecuatoriano que estudió en España y, terminé haciendo un comentario de lo malo de las actitudes de ciertos “seres raros” que ocuparon altas posiciones en el gobierno, y que, lucharon con todo lo que tuvieron en sus manos, para desaparecer a la tauromaquia en el país, aunque todos conocemos que, en la realidad, no lo consiguieron. Esperemos pronto, poder darles a nuestros lectores, alguna mejor noticia, sobre el apasionante mundo del toro bravo, en mi encantador país Ecuador, ubicado en Suramérica y en la mitad del mundo.
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