Días atrás y teniendo como escenario la plaza de toros de Navalperal de Pinares, en la provincia de Ávila, se consumó la primera golfería de un ciudadano español que dice llamarse Cayetano Rivera Ordóñez y que aspira a ser toreo. Según la legislación vigente entre los aspirantes a toreros, para poder debutar con caballos, es requisito imprescindible haber participado en diez novilladas económicas o sin caballos, algo muy lógico y lícito puesto que, dichas novilladas, se consideran de aprendizaje; el rodaje adecuado para, en todos los sentidos, ir forjando a un torero. Como explico, lo de las diez novilladas, además de lógico, es de ley. Pero, como siempre ocurre, las leyes, los ricos, las interpretan a su manera y, lo que es peor, cuentan con el beneplácito de la autoridad puesto que, en el caso que nos ocupa, ha sido el señor alcalde de dicho pueblo, el que ha dado fe de que el ciudadano aludido, ha toreado los diez erales de rigor, todo, para, “legalmente”, poder hacer su presentación con caballos en la plaza de toros de Ronda.

Me temo que, ante todo esto, hay un error de forma porque, el reglamento habla de diez novilladas sin picadores, nunca de 10 becerros en una sola tarde. Son, claro está, las excentricidades de los poderosos que, como el de este muchacho, ayudado por su hermano y Curro Vázquez, se pasan las leyes por el forro de la chaqueta cuando, como se sabe, para los aspirantes a toreros, tan difícil les resulta poder participar en las diez novilladas aludidas.

Tras todo lo expuesto, la parodia está servida. Ya, el próximo día 26 de marzo, teniendo como escenario la plaza de toros de Ronda, Cayetano Rivera debutará con picadores en una corrida mixta organizada por él mismo en la que, Juan Antonio Ruiz Espartaco se suma a la parodia para, en unión de Rivera Ordóñez, ser testigos de dicho evento. Reza un aforismo que, las prisas, sólo son buenas para los ladrones y los malos toreros y, nada es más cierto. Y, como queda demostrado, la actitud de este muchacho, además de irreglamentaría, hace buena la frase de los malos toreros por aquello de las prisas. A nadie, medianamente sensato y con la sana vocación de querer ser torero, se le ocurre semejante barrabasada con tal de querer llegar muy pronto a la meta. Como explico, los que tienen el poder, son así; así de torpes porque, con semejantes actitudes sólo podrán llevarse la repulsa de los aficionados y, ante todo, de la gente coherente y lógica.

Es verdad que, por ser quien es, Cayetano Rivera Ordóñez, en la fecha de su presentación formal en Ronda, con toda seguridad, contará con la “flor y nata” de la vida social; es decir, la gente del clavel acudirá en masa a dicha plaza, así como las televisiones y revistas porque, el plato, promete ser fuerte. Ciertamente, como se demostrará, el espectáculo que organizarán resultará bochornoso por allí por donde se mire; ellos saben que, aficionados no habrá ninguno y que, para los del clavel y las revistas del mariconeo, con poco que hagan, les parecerá fantástico. Pero que nadie olvide que, todo eso, está enclavado dentro de un marco admirable como es la plaza de toros de Ronda y que, ante todo, al ser una corrida mixta, con cuatro toros y dos novillos, le seriedad debería ser la constante de dicho evento; nada será así y, ya se encargarán ellos de disfrazar la realidad. Ellos, los interesados, podrán contarnos lo que quieran; nosotros, por nuestra parte, contaremos la verdad.

Es lamentable que, por ejemplo, Curro Vázquez, el que fuera un torero importantísimo, predilecto de la mejor afición del mundo como es la de Madrid y que, ahora, para subsistir, se preste a tales menesteres. Penoso, pero muy cierto. Allá ellos. Al final de todo esto, ojala que todo les salga bien y, en breve, podríamos estar hablando de un gran torero. Claro que, ellos mismos se lo han puesto difícil; es decir, Cayetano Rivera Ordóñez, ha empezado la casa por el tejado y, de ese modo, corre el riesgo de que se le derrumbe antes de terminarla. Recordemos que, los poderosos actúan conforme les viene en gana y, como ha demostrado este muchacho, en vez de diez novilladas reglamentadas, se ha pasado una tarde matando becerros en un pueblo y, de ese modo, pasa a ser novillero. Que nadie se preocupe que, el tiempo, lo arregla todo.