Un festejo triunfal, se distingue, por las proezas que los toreros han hecho ante la irrebatible verdad del auténtico toro íntegro.
El arte presupone verdad, y esa verdad en la tauromaquia, para ofrecer creaciones artísticas, está justamente en los toreros que enfrentan con una gallardía a toda prueba a un toro con sus más de 4 años, cornamentas intactas y encastada bravura, para que una vez dominados se recreen con el noble embestir.
Cuando esto no sucede… lo que se observa en el redondel es simplemente un ensayo… una parodia… y en más de las veces, una vulgar pachanga que lleva al triunfalismo (un supuesto triunfo que no existe por la falta de sustento), pero nunca la grandeza del arte taurino.
¿Qué ha ocurrido en la Plaza México para que se haya alejado la verdad del espectáculo que se produce en su redondel?
Simplemente que domingo a domingo (y algunos otros días que deciden hacer “fiesta”)… primero seleccionan –con toda alevosía… porque no existe para la empresa ni la autoridad ni la tradición- encierros que ni con mucho aparentan ser toros. Estos bovinos proceden de ganaderías comerciales, que han casi eliminado la encastada bravura, y la han sustituido por la mansedumbre que raya en la exasperante docilidad bobalicona.
Según el supuesto criterio empresarial del innombrable, esto es para sumar faenas “bonitas”… faenas “bonitas”, no importando que en la realidad carezcan de contenido. Porque su frívola “estética”, ha sido inventada por medio del engaño. Así todas esas faenas que supuestamente parecen, por momentos, “bonitas”; por la falta de sustento… del argumento sólido que las fortalezca, se acaban olvidando de inmediato. Y llevan a la efímera alegría ficticia.
Lo peor ocurre, justamente, en la plaza más grande del mundo, pues con todas estas “facilidades”… han ido paulatinamente echando al público de los tendidos. Todo parece fácil y empalagoso. No hay el riesgo inherente en el espectáculo y todo pierde verdad y atractivo.
Porque además, suele suceder que los diestros que enfrentan a todos esos bondadosos animalitos con apariencia de erales (dos años), panzoncitos, y con una escandalosa sospecha de manipulación en sus cornamentas; se observan ventajosos… sin esa gallardía típica del que tiene que vérselas con el peligro.
Claro que también, en esta empresa existe la tesis del torito de regalo, para conseguir el triunfalismo deseado… que no es otra cosa, que un animalito todavía más escogido, que al margen de representar una reprobable ventaja, porque no todos los diestros pueden comprarlo, o no todos son consentidos del amo del coso mayor para conseguirlo, terminan naufragando en la avasallante mediocridad, como lamentablemente está la gran plaza.
En este contexto… ¿en dónde está el prestigio que supuestamente les da a los toreros tras venir al gran cráter vacío de Insurgentes?
No… no hay ningún prestigio.
Por ejemplo, Israel Téllez que venía de una intensa campaña triunfal de los estados de la República Mexicana, llegó y el primer fracaso es haber visto una plaza casi vacía; lo demás fue lo de menos.
O… Ignacio Garibay, que era apoyado por TauroMex, que le hizo torear en muchas plazas de la geografía nacional, o en Sudamérica, y que llegó a presentarle en algunas temporadas españolas… Garibay dejó todo eso. Prefirió romper con la gente que lo administraba, para actuar en el desolador coso mayor del mundo, y… el fracaso hizo presa de él.
Acabó perdiendo todo, como muchos más toreros que suponen que ir a la México es conseguir prestigio.
No estaba ni ha estado el gran público… que en otrora engrandecía a los diestros. Y no va el gran público a la México, porque desde hace muchísimos años (cerca de 11) dio el veredicto de estar en contra de la manera de hacer fiesta por parte de la actual empresa. Así es, y no lo van hacer cambiar.
Porque además, es el gran público el que decide con su aprobación o repruebo, quien es figura o no. Nunca ha sido el empresario el que otorgue tal título.
Seguramente, habrá algunos que les guste este tipo de "fiesta", pero suponemos que a muchos no les agrada que les vendan una fiesta menoscabada.
Pero como siempre, esto es tan sólo un punto de vista, y usted, amable lector amigo, tiene la palabra, y esperamos gustosos leer sus interesantes comentarios.