La corrida celebrada el pasado martes en La México nos ha hecho reflexionar al respecto; nada que objetar hacia los toreros que, como sabemos generosamente han donado sus emolumentos para paliar el desastre económico que supuso el último terremoto que tantas zonas devastó en las tierras aztecas.
Ovación de gala para los actuantes que, como siempre ocurre, una vez más el mundo de los toros ha demostrado su solidaridad hacia sus semejantes, algo que deberían de aprender todos los colectivos del mundo. En este aspecto, monumento total para los toreros que, llegado el caso, como siempre se demostró a lo largo de la historia, siempre han tendido una mano a sus semejantes.
Claro que, lo que ocurre en La México es digno de reflexión y, sus dirigentes deberían saber qué están haciendo bien y, sin duda, donde fallan porque, como pudimos ver, con un cartel inmejorable en que se juntaron los mejores diestros de México y España, incluyendo en dicho cartel hasta el mítico José Tomás y, lamentablemente La México no se llenó; se juntaron cuarenta mil almas pero, ante tan magno cartel, si no se llenó la plaza, ¿qué habrá que hacer entonces?

La México el pasado día 12 de diciembre
Cinco por ocho, igual a cuarenta; es decir, por cada actuante, cada uno de ellos concitó a cinco mil aficionados puestos que fueron ocho los actuantes. Algo raro y desagradable está sucediendo en el país hermano puesto que, pese a las dificultades que atraviesa la fiesta de los toros en España, nadie podría concebir que, por ejemplo Las Ventas de Madrid se quedara con tres cuartos de aforo con un cartel de máximo lujo. O sea que, problemas los tenemos todos, el que no los tenga que levante la mano. Pero que los mejores diestros mexicanos y españoles, todos juntos, incluyendo al irrepetible José Tomás, no se llenara el Coso de Insurgentes, la lectura es para entenderla y, lo que es mejor, tratar de dar soluciones.
Quiero pensar que, desde hace mucho tiempo falla la publicidad; hace poco tiempo todos teníamos la oportunidad de echarles las culpas a Rafael Herrerías, el que fuera empresario de dicha plaza que, como nos han contado siempre nuestros compañeros mexicanos que, según éstos, Herrerías es el que acabó con la fiesta de los toros en coso capitalino. Convengamos, no puede ser de otro modo que, Rafael Herrerías ya no está, digamos que no ejerce como empresario, siendo así, ¿a quién le echamos las culpas ahora de que ha desertizado la afición en dicha plaza?

Así se llenaba La México, hace apenas una década hacia atrás
Hace pocas fechas, nuestro compatriota Enrique Ponce congregó a veinticinco mil almas en dicha plazas y, conforme está ahora el toreo en México, la cifra nos parecía divina; algo así como llenar Las Ventas de Madrid que tiene ese aforo, más o menos. No es menos cierto que, en la corrida del pasado 12, con José Tomás en el cartel, todos creíamos que se quedaría gente fuera del coso, craso error el nuestro puesto que faltaron diez mil almas para que se agotara el boletaje. ¿Faltó difusión y propaganda para que todo México supiera de dicho cartel? Seguro que sí. Un cartel como el citado debería de haber reventado el coso de Insurgentes y no fue así desdichadamente.
Pensemos, mejor dicho, recordemos que diestros aztecas que todos los que peinamos canas hemos conocido, tales como Armillita, Cavazos, Manolo Martínez, David Silveti, Curro Rivera, incluso el propio Rodolfo Rodríguez El Pana, todos ellos llenaron la México una y mil veces. ¿Acaso aquellas figuras eran mejores que las de ahora?
No lo creo. Los de ahora serán iguales, pero sí debemos pensar que los tiempos han cambiado mucho; tenemos otras alternativas para la diversión del individuo, motivos por los que el empresariado taurino le queda mucho por hacer, fundamentalmente, promoción a unos niveles insospechados porque, si hace cuarenta años había aficionados de sobra para llenar cualquier plazas, esos aficionados, prácticamente, siguen siendo los mismos, pero si el plato que se les ofrece nos les satisface he ahí el motivo por el cual han desertado de dicha plaza.
Como digo, si yo fuera el empresario de La México, tras la debacle del pasado día 12, desde ese preciso momento estaría dándole a mi cabeza para pensar en qué había fallado y, lo que es mejor, estaría tratando de buscar soluciones para dicha plaza que, seguro las hay.
Lo que sí es tremendamente deplorable es que, domingo tras domingo, en cualquier cartel de La México, podemos ver a cinco mil personas en los tendidos. Esa imagen es la peor que nos pueden dar a los aficionados que, desde cualquier lugar del mundo sufrimos la pena de la desertización antes citada.