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| FIESTAS DE QUITO SIN TOROS |
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La ciudad de San Francisco de Quito, capital de la República del Ecuador, acaba de cumplir 483 años de su fundación española y, como todos los años, el 6 de diciembre de cada año, festejaba esta tan importante fecha, siempre con música, desfiles, conciertos especiales y la fiesta brava, con la tradicional “feria taurina Jesús del Gran Poder”, considerada por la gente del mundo del toro bravo como “la mejor feria taurina de América”; hasta que, el gobierno del “Socialismo del Siglo XXI”, dio paso a la malhadada consulta popular del 7 de mayo del 2011, que –prácticamente- la eliminó. Hasta ese día, las fiestas de Quito, eran llenas de música, alegría, sentimiento, afición taurina y, grandes ingresos para la alcaldía de la ciudad. A partir de ese entonces, nada volvió a ser igual y, por el contrario, el gobierno central –según su decisión en pro del turismo-, quiso cambiar las fiestas quiteñas de día y, en igual forma, festejarlas, en un día cercano al fin de semana, sin considerar, que son festividades locales. (?) salida del túnel a la distancia
Cuando teníamos la feria taurina cada año, el turismo se incrementaba increíblemente, toda vez que, los nueve días de corrida, la gente vivía su verdadera pasión y, de igual manera, todo lo que tiene la tauromaquia alrededor de las corridas en el coso taurino quiteño. Significan ingresos de variado tipo: hoteles, restaurantes, comida criolla, programas de radio y televisión, presentación de artistas en programas taurinos, venta de artesanía sobre la fiesta brava, etc, etc. En otras palabras, no solo los impuestos generaban ingresos importantes para la alcaldía, sino que, miles de personas vivían momentos felices con sus ingresos de temporada, sobre todo, tan cerca de la Navidad. Sin embargo, el día de hoy, las fiestas han pasado a no tener un eje fundamental de las mismas, como antes era la fiesta brava, sino que, por el contrario, tenemos solo desfiles y presentaciones artísticas, a lo largo de la ciudad, que tiene 55 kilómetros de largo, por 10 kilómetros de ancho, considerando para ello, el crecimiento de la ciudad, hacia los valles en el sector oriental. En otras palabras, son festividades tan alejadas unas de otras, que no se puede considerar fiestas de la ciudad, cuando quienes todavía vivimos de esas épocas maravillosas, disfrutábamos la centralización de las mismas, gracias a la temporada taurina de la capital. Ojalá el anhelo de todos los buenos aficionados a la mejor de las fiestas, se haga realidad, en el menor tiempo posible, eso sí, mediante el apoyo de Dios que, estamos seguros, nos repartirá suerte.
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