Está en su derecho como “figura” que es, pero la negativa de José Tomas en segunda ocasión consecutiva a la invitación de LA CORPORACION TAURINA DE BOGOTA de participar en la temporada capitalina, ya tiene visos de antipática y discriminatoria.
Por estas épocas de acoso a la fiesta en donde en vez de abrirse plazas de toros se cierran por decisiones políticas arbitrarias unas y falta de interés otras, más que nunca se necesita de un revulsivo que convoque, llame la atención y al anunciarse, el escenario se llene de bote en bote.
Foto archivo El nombre de José Tomas, justamente es ese revulsivo pero que desafortunadamente poco sirve a la actividad taurina por sus caprichos y actitudes hostiles, rechazando entrevistas, imponiendo clausuras televisivas a sus presentaciones, desconociendo nombres importantes de toreros como el de Enrique Ponce y declinando sus actuaciones en plazas importantes como Madrid, Sevilla y ahora Bogotá donde se le ha dado toda la categoría como figura relevante que es.
¿Cuántas plazas, si quisiera, no se llenarían anunciando su nombre?
Ya de por si hay revolución en México por su participación en la corrida del 12 de diciembre a beneficio de los damnificados por el terremoto, donde sin duda el coso de insurgentes contará con el aforo total.
Respetamos mas no compartimos la decisión del torero de galapagar de no hacer el paseíllo en La Santamaría de Bogotá que duró cerrada cinco años por efectos del atrevimiento, autoritarismo y dictadura de un ex guerrillero hecho alcalde, en momentos en los que se hacen ingentes esfuerzos por mantener viva la llama taurina de una plaza emblemática y con historia.
No son pocas las plazas que solicitan la presencia de José Tomas en sus ferias, siendo estas ignoradas; sin embargo se guarda la esperanza y la ilusión de que algún día, amanezca el de Galapagar con carácter humilde y generoso para aceptar sacar del marasmo en que se encuentra nuestra querida fiesta.
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