Gran muletazo con la derecha

Luego se pudo observar, pese al enorme calor que en ese instante hacía –según señalaban los moderadores-, a cien niños (de los dos sexos), que estaban dedicados a cortar muletas, a confeccionarse capotes, a tratar de hacer las banderillas y, mientras eso ocurría, a todos les enseñaba –didácticamente-, cómo se debe hacer el toreo con el capote y con la muleta y, al mismo tiempo, les explicaba por qué existe el “ritual de la corrida de toros”. Y los niños, disfrutaban de cada momento que pasaban en el interior de la plaza de toros, siempre con la inocente sonrisa de tan tierna edad. Y, en igual forma, se explicó, que esta actividad la continuarán haciendo en otros lugares, ya que se trata, de que esto sirva, como un homenaje al matador Víctor Barrios, fallecido durante una corrida de toros.

Jugando al toro

Cuando uno puede mirar algo como lo que les cuento, por la gran afición que uno tiene al mundo del toro bravo, siente a la distancia, una sana envidia, ya que, en mi hermoso y querido país como es Ecuador, la Ley de la Niñez y la Adolescencia, ni siquiera les permite ingresar con sus padres a la plaza de toros. Y eso, gracias a que por lo menos, se rebajó la edad que habían puesto los legisladores del Socialismo del Siglo XXI, de 16 a 12 años. ¿Cuál es la justificación para esta prohibición?, que se trata de un espectáculo “violento”. Pobre gente la que piensa así. Seguramente, porque no son inteligentes o, simplemente, porque por su poco cerebro, no entienden un arte maravilloso, como es la tauromaquia.

Mirando de cerca al animal

En varias ciudades del país, tanto en la costa, como la sierra y el oriente ecuatoriano, existen muchas otras tradiciones que se vienen practicando desde hace varios siglos. En varios lugares se invita a los toros de pueblo, a las charreadas, a las peleas de gallos, a la monta de caballos y toros, etc. Es decir, no solo existe como tradición la fiesta brava pero, cuando existe gente con poder, que no tienen la suficiente masa gris para pensar un poquito más allá de lo que alcanzan a mirar, siempre existirán esas prohibiciones que, según quiso justificar el anterior presidente Rafael Correa, ventajosamente, viviendo ahora con su familia y los “ ocho guardias que le paga el pueblo ecuatoriano” en Bélgica, según expresó en varias ocasiones, fue el “pedido de los jóvenes de mi país”, cuando en realidad eran grupos de roqueros que pugnaban por “el uso de las drogas y el aborto seguro” (?).

Pedido al mundo