|
PARENTIS-EN-BORN: El secreto mejor guardado |
|
Por fin he podido acercarme a la localidad del oeste francés, Parentis-en-Born. Un viaje ya aplazado con anterioridad. Y puedo decir que no vuelvo defraudado. Para muchos es una feria sin interés, ya que solo se celebran novilladas y para disgusto de muchos, y disfrute de otros, los encierros pertenecen a encastes minoritarios. Peor para los que marginan esta plaza.
Una plaza coqueta, cuidada y limpia, que se presta cada año a enseñar el secreto mejor guardado de la Fiesta brava: Sus encastes y el tercio de varas. Por si eso fuera poco, lo hace con quienes han de ser el futuro de la misma: Los novilleros. Es decir, toda la esencia, las raíces de nuestra amada Fiesta.
Sobran, por tanto, las archi repetidas figuras del escalafón superior, así como el mono encaste que invade todas las plazas, el de Domecq. Así de sencillo… y la plaza se llena de entusiastas aficionados franceses fundamentalmente, pero no es difícil encontrarse con otros de distintas latitudes. Todo un ejemplo.
Luego, durante las tres novilladas, se concedió solo una oreja, lo que no impidió que la gente saliera contenta de lo que habían visto, las orejas en estas latitudes no lo son todo. Cosa que ocurre para muchísimos en el resto del mundo, donde si no hay trofeos no parecen satisfechos.
 El novillo de Monteviejo puesto a la distancia donde se ve la bravura Lo que sí se disfrutó fue de la suerte de varas, esa especie ya tan rara incluso en Madrid. Aquí todos, matadores, banderilleros y picadores saben a lo que vienen y lo ejecutan con la mayor naturalidad. Claro que en cuanto salen de aquí vuelven otra vez a la rutina, esa que está arruinando la Fiesta brava.
 No crean que no fue al caballo. Ahí la prueba de la alegría con la que acudió Algunas plazas, muy pocas, respetan el trapío de los toros, otras los encastes, muy poquitas el tercio de varas… es decir, que van solo hacia unos intereses comerciales que, precisamente, son los que van hundiéndolo todo. Por supuesto utilizando los nombres más sonoros de entre los matadores, lo que cierra el paso a todos, tengan o no condiciones para ser alguien en esto. Pero, curiosamente, en Parentis-en-Born, se aplica todo lo contrario: Encastes diferentes, trapío, tercio de varas y jóvenes aspirantes con ganas de abrirse camino. Todo un ejemplo.
En resumen, en Parentis guardan celosamente el secreto de nuestra Fiesta. Con el trabajo de una comisión de aficionados encomiable, con Serge Villetorte al frente. Mi sincera enhorabuena.
¡¡ Los demás parecen no darse cuenta !!
|
|
|