La corriente mortecina de personajes siniestros se está difundiendo por todos los lugares de España donde, por una crueldad del destino, o quizás por la ignorancia atrevida de personas sin más luces que las de un candil, votaron a esa especie de dictadores al más alto nivel que, para mayor escarnio, dicen ser demócratas; sin duda, una democracia muy particular, la que ellos les pasa por los cojones.
Pensábamos que ya habíamos enterrado las dos Españas; la de los vencedores y vencidos, pero no, esos triunviratos apestosos de izquierdas piden a gritos desgarrados que las gentes de paz empuñemos el hacha de guerra, no se puede entender de otro modo.

El Coliseo Balear, preparado ya para sembrar patatas
Si durante toda la vida se han celebrado espectáculos taurinos, ¿cómo puede ser posible que, ahora, unos desalmados, por su cuenta y riesgo decidan eliminar la fiesta taurina de un plumazo? Eso ha pasado en Baleares que, para mayor burla, han autorizado unas corridas de toros singulares; es decir, una puta mierda que ni ellos saben lo que han dictado. Hubiera sido más coherente, como hicieron los catalanes aberrantes que dirigen aquel pueblo trabajador, eliminar por completo las corridas de toros. RIP para Baleares como en muchos sitios de España.
Que nadie lo olvide que, esos grupos de gentuzas que dirigen los destinos de Madrid, Alicante, Valencia y otros sitios más, a no dudar, dentro de muy poco tiempo se sacarán un as de la manga para prohibir las corridas de toros. Tiempo al tiempo y, lo que es peor, eso no tardará mucho.
Es el odio visceral el que les puede, el que les aboca hacia la barbarie de lo que entendíamos como imposible; es decir, llegaron al poder para descargar su odio tremendo por aquello de prohibir todo lo que a ellos nos les gusta, cambiar nombres de calles, putadas varias que no benefician a nadie, pero que a ellos les hace felices.
Si ese “amor” que dicen tener por el pueblo al que rigen lo demostraran trabajando gratis et amore, es decir, por el mismísimo amor que predican, hasta les ennoblecería en sus acciones; pero no, todo viene sustentado bajo el amparo de sueldos monstruosos que pagamos entre todos, para que ellos sigan repartiendo odio por doquier, para que ejercen la puta dictadura que disfrazaron de democracia. Claro que, esa pandilla de indeseables engaña a miserables, a gentes con poca luz puesto que, a las personas normales, nadie les aplaudirá.
Cuando una persona entra a formar parte de un equipo de gobierno, ante todo, como prioridad, está el pueblo que les ha votado, las instituciones a las que tienen que servir, en definitiva, al pueblo llano y raso. El político debe de ocuparse de sus conciudadanos y crear centros de todo tipo en aras del bienestar de las gentes, ayudar a Cáritas, ayudar a las empresas para que sigan creando muchos puestos de trabajo, construir colegios, limpiar las ciudades, proveer de centros de asistencia médica al más alto nivel; en definitiva, velar por el bienestar de la ciudadanía.
Ese sería el deber de todo político honrado; pero no, los triunviratos se apoyan en lo banal, en aquello que quieren lavarle la cara a cuatro imbéciles mientras que, los problemas citados, eso que lo hagan los demás; desde el Gobierno de la nación dirían muchos. He dicho crear puestos de trabajo, pero si ellos ya lo tienen con el cambalache que hicieron, siendo así, ¿cómo van a ocuparse de los demás si lo que querían era ocuparse de sí mismos? Y lo lograron, coño.
Pobre fiesta de los toros. Como esto no de un vuelco y cambie el signo político de tantísimos sitios de España, no es que perderemos los toros, perderemos hasta el pan como les ha sucedido en Venezuela. Eso sí, los iluminados de Podemos y sus malditas huestes, siguen aplaudiendo a Maduro. Échale hilo a la cometa o, como diría el otro, cómete la mandarina que es de regadío.
Queríamos salir del fuego de la corrupción y nos hemos abrasado en las llamas del populismo más criminal. Que Dios nos pille confesados que mucha falta nos hará.