Era el día del Corpus Cristi cuando en Granada, como sabemos, se honra al Señor en tan mágico día, una fecha en que brilla el sol con más intensidad; es una de las tres fechas a lo largo del año que relucen más que el sol; Jueves Santo, Corpus Cristi y la Purísima Concepción.
Claro que, para brillo, el que tuvo lugar en tan señalada fecha dentro de su plaza de toros en que, como todo el mundo supo, ocurrió el bello milagro del arte en su más pura acepción. Y dicho milagro podríamos atribuírselo a Morante, uno de los protagonistas del festejo aludido que, como el mundo sabe tiene argumentos más que suficientes para que, de sus manos y sentidos se produzca el milagro del arte.

Pepe Luís Vázquez junto a Morante en Granada
Inesperadamente, sin que nadie lo presagiara, salvo los buenos aficionados, claro está, el milagro que citamos vino de las manos y sentidos de Pepe Luís Vázquez, sin duda, el artista más grande de la actualidad que, a sus años, sigue impartiendo bellísimas lecciones de su particular tauromaquia. Como el mismo diestro confesara, sin duda, su tarde más rotunda. Ya tiene bemoles la cosa que un diestro que llevaba varios años en su retiro dorado, de repente, auspiciado por Morante de la Puebla, en este año haya reaparecido y, como explico, en Granada, su toreo resplandeció con más intensidad que el Astro Rey.
Es un crimen, siempre lo dije, que los toreros de la generación de Pepe Luís Vázquez todos le trabaran su carrera, tal y como hicieron los empresarios en su momento. Todos tenían miedo y, si se me apura, tenían razones fundamentadas porque la mediocridad en la que todos andaban sumidos, de las manos y sentidos de Pepe Luís Vázquez todos podían quedar al descubierto.
Muchos años después, tras lo sucedido en Granada, el tiempo me otorga la razón. Tras la eclosión de arte con la que inundó el ruedo granadino el hijo del más grande, él se convirtió en un grande del toreo, sin duda, en uno de los artistas más geniales que ha parido madre. Pepe Luís no llegó nunca a figura; todo jugó en su contra como explico. Claro que, tampoco es muy difícil adivinar que, el concepto figura no iba con la excelsa personalidad del hijo del maestro de San Bernardo. Pepe Luís se sintió siempre torero y, su obra, en este año de gracia para él, tuvo lugar en Granada.

La naturalidad y el sentimiento se dieron cita en Granada
La clase magistral que impartiera Pepe Luís en Granada tuvo como refrendo la sentencia de Morante puesto que, allegados a ambos diestros nos confirmaron el veredicto de Morante tras haber visto a Pepe Luís Vázquez en sus dos mágicas faenas. Dijo José Antonio: “Ya puedes irte cuando quieras, ya te he visto torear como yo sueño el toreo” Analicemos la sentencia de Morante de la Puebla y, en sus palabras, sin duda alguna, nos encontramos con un torero de antaño; es decir, Morante emuló a Belmonte en sus más apasionadas sentencias.
¿Qué torero de la actualidad sería capaz de decir esas palabras de Pepe Luís Vázquez? Nadie. Solo Morante, todo sensibilidad y magia, ha sido capaz de enaltecer la figura y obra de un hombre con el que él siempre había creído puesto que, lo que se dice torear, en el campo, lo había visto muchas veces, pero aquello de que la gente lloraba de emoción dentro de una plaza de toros, como digo, sucedió en Granada y, hasta el mismo Morante se le saltaron las lágrimas.
Pepe Luís Vázquez, artista por la gracia de Dios, alejado del estereotipo, de las estadísticas, de los despojos orejiles, en una sola tarde puso el toreo al revés, lo confirmó Granada y lo sentenció Morante de la Puebla. ¿Cabe dicha mayor? Ahora, nadie sabe el futuro de Pepe Luís; es decir, ni él mismo podrá afirmar si torea alguna tarde más o la de Granada ha sido la última.
El maestro hará lo que su corazón le dicte, pero yo, en su lugar no torearía nunca más. El toreo más bello fluyó de sus manos; es decir, el milagro se produjo. ¿Para qué tentar más a la suerte? Y lo digo en el sentido de que, es muy difícil que salgan toros tan colaboradores como los que le cupieron en suerte en la ciudad de Boabdil.
Huelga decir que, para que el arte salga a relucir, caso de los toreros, el toro tiene que ser elemento imprescindible para que el torero se inspire y, como en el caso de Pepe Luís Vázquez, que pueda dar lo mejor de su ser. Lo dio todo en Granada, algo que no olvidaremos jamás.
Fotos: Elmundo.es