Este era el titular con el que les obsequiaba a sus lectores Don Modesto cuando, en el año 1914 inauguraron la temporada en Málaga, Joselito y Belmonte, anécdota que hemos podido saber gracias al libro sobre la vida de Juan Belmonte, un documento maravilloso que nos ha mostrado el narrador Jesús Cuesta Arana.
Visto lo de ayer en Alicante tenemos la sensación de que se paró el tiempo hace más de cien años, todo quedó como estaba y, como se demuestra, nada ha cambiado porque, repito, ayer en Alicante salieron seis sardinas con cuernos para uso y disfrute de sus lidiadores que, a decir verdad, se lo pasaron en grande.
La plaza de toros de Alicante, donde cabe todo, hasta la sardinas
Los toros de Núñez del Cuvillo eran los apropiados para el triunfo; toros sin emoción, chicos, blandos, sin picar, dóciles; en definitiva, seis hermanitas de la caridad para el disfrute de sus lidiadores que, como dije, se lo pasaron en grande.
Los tres diestros. El Fandi, Talavante y Cayetano demostraron que, con el oficio del que son portadores, el festejo era pura broma para cualquiera de los tres. Lo mejor del tarde la forma de correr hacia atrás de El Fandi que, en dicho menester es un campeón olímpico; son de envidiar las piernas de este hombre. El resto de la corrida era todo un entrenamiento para dichos diestros que, como antes apuntaba, nadie sabe para qué diablos trajeron a los picadores cuando ellos sabían que tenían que lidiar una novilladita sin fuerzas.
Los toros de procedencia Domecq tienen una cosa maravillosa que hay que resaltar por encima de todo; jamás matarán a nadie. Y no lo harán porque son santos hasta los altares; ni una mala idea, ni un derrote, ni un achuchón; nada que pudiera tener peligro mostraron dichos animalitos.
Está claro que, a Iván Fandiño no lo mató un Domecq, las pruebas son evidentes. Siendo así, ¿qué es mejor? Nos preguntamos los aficionados. Lo mejor es que salga el toro de verdad, que emocione a los aficionados y que sus lidiadores tengan la capacidad suficiente para conseguir el triunfo jugándose la vida; nunca que la pierdan, pero sí que nos emocionen como nos emocionaba Fandiño en todas y cada una de sus actuaciones.
Cayetano no salió en hombros porque falló con el estoque en el último de la tarde; a su favor, nadie se lo puede negar, en su primero le atizó la estocada de la feria. Claro que, toreando, no deja de ser un vulgar muletero que molió a derechazos a sus enemigos.
Talavante se lo pasó de puro vicio; su tauromaquia la enseñó como en los mejores momentos de salón; todo era de salón, no vamos a engañarnos. Y nada que objetarle a El Fandi que, en los tres tercios es un fuera de serie. Su gran suerte no fue otra que no se picaran los toros porque de tal modo, el diestro de Granada les hizo las diabluras que quiso.
Lo dicho, seis animalitos sin maldad alguna. A uno de ellos le dieron la vuelta al ruedo; yo les hubiera dado dicho premio a toda la corrida. Si eso le hace feliz al ganadero, allá él con su conciencia; si los toreros piensan que ese es el tipo de toro que tienen que lidiar, que Dios le premie. Mal, muy mal lo tenemos los que defendemos la integridad de la fiesta; es un error mayúsculo puesto que, la mayoría quiere el fraude para de tal modo seguir disfrutando. Y si la mayoría es la que decide, como se supone, que Dios nos pille confesados.
Y esta mañana nos hemos enterado del que será el sustituto de Roca Rey que, como sabemos, ayer sufrió un puntacito en Badajoz; nada grave, pero que le impide torear hoy en Alicante. La desdicha no puede ser peor; viene Rivera Ordóñez.
Mirando al cielo uno le pregunta a Dios, ¿qué hemos hecho nosotros para merecer semejante castigo? Podían haber llamado a Curro Díaz que, antes de que salieran los carteles, la empresa le “prometió” al diestro su inclusión en la feria. Ha habido una sustitución, un momento adecuado para poder contratar a Curro Díaz. Pero no, se ha contratado de un mindundi, rico y famoso, pero que nada tiene que ver con los toreros auténticos.
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