O se llena Acrópolis en las corridas de feria o las corridas de toros se acaban en Puebla,
La suerte está echada.
Acrópolis, un centro de espectáculos, es el nuevo recinto para realizar corridas de toros, la primera -única- se realizó el 11 de noviembre con un mano a mano entre Joselito Adame y Roca Rey con ganado de La Punta. El cartel no convocó tanta gente como todo mundo esperaba, lejos de llenarse, muchas butacas lucieron vacías.
La decepción fue recíproca. Por un lado Arturo Gilio y los hermanos Pedro y Pablo Vaca, empresarios taurinos y accionista de Acrópolis, por otro lado el público con la añoranza de una plaza de toros como El Relicario, con gradas de metal, incómodas, pero es una plaza de toros.
El día de la corrida, a la salida de Acrópolis, buena parte de taurinos comentaba que el lugar les había parecido elegante, pulcro, frío, poco taurino y boletos muy caros.
El sabor y la tradición sólo se lograrán si el público y la plaza hacen ¡clic!
El sabor y la tradición sólo se lograrán si el público y la plaza hacen ¡clic! ¿Cómo? con una buena cantidad de festejos y que el aficionado asista.
El Relicario es una plaza construida para dar festejos taurinos, además con la posibilidad de realizar otros espectáculos. Acrópolis, por el contrario, es un centro de espectáculos con posibilidad de realizar corridas de toros.
El Relicario fue regalado a la afición poblana por José Ángel López Lima, quien lo construyó en 1988, siempre administrado el gobierno del estado, generalmente de mala manera. Los peor fue en los últimos dos sexenios.
Mario Marín, el famoso góber precioso, se la concedió al ganadero José María Arturo Huerta quien denigró la fiesta durante los seis años que la tuvo. El soberbio Rafael Moreno Valle la soltó a cuenta gotas durante su reinado, los festejos escasearon considerable, el techo se cayó a consecuencia de una granizada, el gobierno no quiso reponerlo a pesar de que estaba asegurado el inmueble, aun así cobraba buen dinero por la renta.
Si por capricho, a Moreno Valle no le importó derrumbar La Casa del Torno, una construcción del siglo XVII considerada patrimonio histórico, menos le iba a interesar El Relicario, inaugurado el 19 de noviembre de 1988. Jamás le prestó atención.
Zarandeada está la afición poblana. Primero con ese empresario fraudulento que sacó a la gente de la plaza y en seguida con el gobernador insensible que no permitió festejos taurinos; por si fuera poco, agreguemos la pérdida taurina de El Relicario y un nuevo recinto muy elegante pero que no huele a toro.
El Relicario se va a utilizar en esta feria para lucha libre y rodeo. Mientras no lo tiran bien podría utilizarse, para realizar novilladas o corridas, no se le haría competencia a Acrópolis, al contrario, se haría afición y también se daría oportunidad a mucha gente de ganar dinero. La situación económica del país no es boyante.
Sólo se ofrecerán dos corridas de feria
Independientemente que las corridas de toros sean tradición, cultura, también son espectáculos generadores de derrama económica.
En Acrópolis sólo se ofrecerán dos corridas de feria, algo que nunca había sucedido en la Angelópolis ni siquiera cuando se montaban plazas portátiles, esa es la prueba tangible que Puebla ha perdido aficionados. En los últimos tres años o cuatro años, sólo se organizaron tres toreadas en la feria.
Palillo, el empresario de Acrópolis, lo explicó claramente: “hicimos un estudio de ferias anteriores, de las tres que se ofrecían, la de en medio era la de menos asistencia, así que en lugar de separar al público en tres tardes, preferimos reunirlo en dos”. Mencionó que si la afición iba a la plaza darían más festejo.
Evidentemente, si no va la gente a las dos corridas, ya no habrá más. Con ese antecedente ningún otro empresario querrá arriesgar su dinero. La sentencia es muy clara, se lanzó un ultimátum a los poblanos.
Fotos: Jaime Oaxaca.