Todos aguardamos con expectación la llegada del próximo día 22 de los corrientes en que, en tal fecha se reinaugurará la plaza de toros denominada como La Santa María de Bogotá, la que clausuró un alcalde descerebrado llamado Gustavo Petro, un populista más de los que si a ellos no les gusta, no existe, caso de dicha plaza de toros a la que dicho sujeto cerró por el artículo treinta y tres, es decir, porque lo digo yo y punto. Menos mal que los cargos políticos no son para toda la vida, con la excepción de Cuba, claro; lo digo porque la ventaja de la democracia es que pasado un tiempo, cualquier tipo que haya sido elegido, cabe la posibilidad de destituirle, caso del citado Petro para que, como sucederá, de nuevo Bogotá sienta la adrenalina del arte al respecto de los toros.
La plaza de toros Santa María de Bogotá, allá por los años cincuenta
La Santa María es el icono por antonomasia en Colombia; la plaza referente de todo el país, la plaza que nunca debió de cesar en sus actividades puesto que, en estos años de soledad y penumbra, la decisión que tomara aquel fatídico alcalde ha perjudicado a muchísimas personas, caso de toreros, ganaderos, empleados de la plaza y a tantos sectores que, la celebración de las corridas de toros es toda una fuente de ingresos para muchas personas. Claro que, como allí sucedió, los que promulgan leyes funestas como la que aconteció en Bogotá, ellos no reparan en el daño que hacen, solo satisfacen el ego que les produce el ansia de poder, lo ejercen y los que queden en el camino si se mueren de hambre, será su problema.
Los aficionados colombianos, especialmente los bogotanos, viven con expectación la reapertura de su plaza, todo un emblema para la sociedad bogotana. Allí estarán, partiendo plaza, el próximo día 22, Julián López El Juli que acudirá a dicho coliseo con el tratamiento de Ilustrísimo Señor, algo que nos congratula a todos; le acompañarán Luís Bolívar, el diestro caleño que, como sabemos ha resultado triunfador en su feria de Cali; y cerrará el cartel el torero imprescindible en todas las ferias del mundo, nada más y nada menos que Andrés Roca Rey. Todo un elenco de diestros que sin duda alguna colgarán el ansiado no hay billetes para dicha reapertura; un cartel internacional donde los hubiere puesto que, España, Colombia y Perú se hermanan para darle toda la grandiosidad a la mejor fiesta del mundo.
La plaza bogotana en la actualidad
Recordemos que, el pueblo colombiano es tan generoso que, no dudaron un momento en darle a la plaza el nombre, en este caso el apellido del que fuera mecenas de dicha plaza al donar los terrenos donde se construyó la plaza. El señor Ignacio Sanz de Santamaría, ganadero de bravo por aquel entonces cuando corría el año 1931 en que, el día 8 de febrero del citado año se inauguraba dicha plaza. No es menos cierto que, una década después, el arquitecto español, Santiago de la Mora, dotaba a dicha plaza del estilo mudéjar en los ladrillos de toda su fachada, de ahí el parecido exterior con las Ventas de Madrid.
Así, desde cualquier confín del mundo, todo el que se sienta aficionado a los toros gozará de dicha reapertura de una plaza que jamás debió de haberse cerrado; una plaza que ha significado tanto para cientos de diestros de todo el mundo que han tocado la gloria con sus manos en la ciudad andina. Para fortuna de los colombianos, bogotanos de forma concreta, el día 22 de los corrientes será una fecha inolvidable que marcará otro hito en la historia de tan emblemática plaza.
Como vemos, la historia ha inmortalizado para siempre al que fuera mecenas de dicha construcción puesto que, siempre se recordará al señor Ignacio Sanz de Santamaría por su dádiva tan linda al respecto de lo que ha sido la plaza que ha querido llevar su nombre para la eternidad; por el contrario, a Gustavo Petro se le recordará por ser un hombre apestoso que nada hizo por su pueblo.
Aquí está, con tan claro ejemplo, la diferencia entre el bien y el mal. Mientras que el señor Santamaría, tantos años después, seguimos honrando su nombre, Gustavo Petro ya está en las cloacas bogotanas y, lo que es peor, siempre se le recordará como un tipo malvado que se cargó de cuajo las ilusiones de cientos de miles de personas que aman la fiesta de los toros.