Mucho se ha escrito y dicho al respecto del festival que se celebrara el pasado octubre en Valencia, todo ello para la recaudación de fondos para estudiar la enfermedad que padece el niño Adrián Hinojosa. Pensemos que, al final, tras montarse un cartel interesantísimo en la capital del Turia para tan bello fin, el resultado no ha sido el que todos esperábamos. Poco más de treinta mil euros de beneficio para todo lo que supuso dicho montaje organizativo, nos parece una cantidad muy pobre.
Lo más bello del festival, la felicidad de Adrián Hinojosa en hombros
Recuerdo que, tiempo atrás, al respecto de los festivales taurinos se pronunció nuestro director con acertado criterio puesto que, como Antolín nos explicaba, para tan corto viaje no hacía falta tanta alforja. Y es cierto porque cuando le damos el calificativo de BENÉFICO a un acontecimiento taurino, tras ver las cuentas se nos desgarra el alma, razón por la que Castro nos decía que, si se quiere ayudar a una persona, en este caso a Adrián Hinojosa, todo hubiera sido más sencillo si, por ejemplo, los actuantes en dicho festival, en vez de enfundarse la calzona y jugarse la vida, de sus bolsillos, aportando poco, siempre se hubiera recaudado mucho más que en el festival aludido.
Se monta un festival y no me cabe la menor duda de la buena voluntad de todos, pero al final se lo lleva todo el “diablo”. Una pena que, en dicho festival, con una recaudación de casi ochenta mil euros, el efectivo ingresado en taquilla por los aficionados, cuesta mucho creer que, siendo BENÉFICO, los gastos hayan sido monstruosos.
Vemos que hay diez mil quinientos euros de gastos de los toreros. ¿No habíamos quedado que actuaban gratis? Alguien nos debería de explicar esta cuestión. Que la seguridad social de dicho evento haya ascendido a casi treinta y cuatro mil euros, la cifra asusta a cualquiera. Y de gastos varios tengamos un capítulo de diez mil euros, eso no lo entiende nadie. ¿Qué son gastos varios? Nadie nos lo ha explicado.
Como digo, el beneficio real ha sido muy pobre. Como siempre sucede los aficionados pagan una entrada con la ilusión de remediar una causa y, como siempre sucede, la realidad es muy otra. Las cuentas de este festival lo dicen todo. Es tremendo que, de la cantidad obtenida en taquilla, que el sesenta por ciento de la misma hayan sido todo gastos de una y otra índole, es algo preocupante, en el peor de los casos, algo muy triste.
Pongámonos la mano en el pecho, reflexiones al respecto y pronto entenderemos todo lo que allí pasó. No quiero Pensar que Enrique Ponce pasara un euro como gasto; al tiempo que dudo igualmente que sus compañeros pasaran la más leve minuta. Eso es lo que pienso, pero en el capítulo de gastos de los toreros, como sabemos, hay una cifra de más de diez mil euros. Ellos, los toreros, ya deberían de haberse explicado en ruedo de prensa al respecto de este asunto.
Si se me apura, lo único bueno que tuvo el festival es la gloria que los diestros actuantes le dieron a Adrián Hinojosa puesto que, ciertamente, aquel día, el chiquito enfermo y que quiere ser torero, para él fue el día más feliz de su vida; si lo miramos por este aspecto, sí mereció la pena el festival; se hizo feliz a un niño y en honor a la verdad, no hay dinero en el mundo para pagarlo.
Hay que matizar algo al respecto. Los toreros, si de verdad actuaron sin cobrar un céntimo, tras ver las cuentas citadas, deberían de haberse pronunciado al respecto. Mientras no lo hagan, ellos quedarán siempre en entredicho y es no les beneficia para nada. Una pena ser honrado, actuar como tales y para mayor desdicha, ante el mundo, que todos tengamos la duda sobre su honradez.