Los empresarios taurinos se parecen a los choferes del servicio público.
Quienes usamos el transporte público soportamos el maltrato de los conductores, desde malos modos hasta su forma de conducir que pone en peligro la vida de los usuarios. No obstante, no hay de otra sopa, es indispensable usarlo.
Curiosos son los anuncios que suelen colocar dentro de las unidades, de todo tipo suelen poner los chafiretes, algunos con mucho ingenio como ese que dice: “Prohibido robar, el gobierno no quiere competencia” “Si llegas tarde no me eches la culpa, levántate temprano”. “Baje rápido y en el suelo se acomoda”. “Agárrese, aguántese y cállese”.
La gente respondió, por ahí estará el anuncio subliminal
Este último me llamó la atención porque mitad en broma y mitad en serio, define exactamente el trato que recibimos los pasajeros… el abusivo trato.
Pareciera que la agresiva frase es el lema de algunos empresarios taurinos, con algunos cambios pero con la misma intención podría ponerse en las taquillas de las plazas de toros: “fórmese, siéntese y cállese”.
Subliminalmente se lo han comunicado al público, éste obedece, su comportamiento de sumisión no deja lugar a dudas.
Así salió al ruedo, juran que nadie metió mano, “Coquetón” se dio coba solito
El ejemplo más próximo fue en la pasada feria de Tlaxcala, en la mismísima capital del estado. De las cuatro corridas de toros que la empresa anunció, en las que evidentemente debió echar reses con cuatro años de edad y con bravura, en ninguna cumplió, fueron cuatro dehesas tlaxcaltecas. Nadie protestó. En tres de esas corridas se vendieron todos los boletos.
Montecristo y Rancho Seco echaron puros novillos. La Soledad y Reyes Huerta tres y tres.
Casi todos los ejemplares descastados la bravura la dejaron en la ganadería, si acaso uno o dos metieron la cabeza trasmitiendo emoción.
Dos meses antes, el 15 de septiembre, se efectuó una corrida: la encerrona de Sergio Flores.
El festejo tuvo como característica la autenticidad de una corrida de toros. Anunciaron toros y eso fue lo que echaron. Sorprendió el comportamiento del público: muy taurino. Ovacionaron los toros por su trapío cuando salieron al ruedo, guardaron silencio durante la lidia, aplaudieron y festejaron los momentos importantes de las faenas, pitaron en el arrastre los bureles que mansearon.
¡Qué buenos aficionados!
Juan Luis Cruz, el forcado que dio la nota de valentía y compañerismo
Mes y medio después fueron sumisos, mudos, descastados, mansos, les metieron la espada y aguantaron en absoluto silencio. Nadie fue capaz de pitar, de protestar.
El empresario Pablo Moreno estaba en un burladero en el callejón y hasta la enhorabuena le daban, lo mismo que a la mayoría de los ganaderos.
La cereza del pastel fueron los premios excesivos del juez.
Evidentemente, las corrida terminan con salidas a hombros, abrazos de enhorabuena, apretones de manos con los respectivos parabienes, casi todo el público avala las parodias taurinas ovacionando. En resumen todos felices. Al siguiente día predominan las crónicas triunfalistas y coberas.
Es un hecho que así es la feria de Tlaxcala. Las enhorabuenas mutuas, todos se dan coba ante el acuerdo tácito que la fiesta está muy bien, hasta hubo un premio para el ejecutivo estatal por parte de las fuerzas vivas de la fiesta. Para no desentonar, como para festejar, ese 12 de noviembre se lidió una novillada aunque el cartel anunciaba una corrida de toros.
Por supuesto que hubo cosas interesantes en el ruedo, ahí quedó la faena de Daniel Luque que pudo sujetar a un manso de La Soledad y cuajarle muletazos templados con mucho arte. La faena poderosa y macha de El Zotoluco a un salinero de Reyes Huerta, un manso con genio endemoniado y gatos en la barriga, a punto estuvo de despedazar al torero, pero Lalo enseño que su fama de lidiador es cierta.
Todos felices. El púbico resignado incapaz de protestar. Fórmese, siéntese y cál
Imposible omitir la hombrada del forcado Juan Luis Cruz. Después del fallido intento de pega, el forcado de cara quedó tirado en la arena, parecía desmallado a merced del toro. Juan Luis se echó encima de su compañero para protegerlo de las embestidas del toro, se llevó los golpes y fue arrastrado algunos metros.
En la novillada, esa sí, anunciada como novillada, surgió la bravura, los Piedras Negras, Tenexac y De Haro la brindaron, aunque las salidas a hombros de los toreros…
Hay quien asegura que, ese día, el ganadero fue la empresa
Además de los toros chicos, las premiaciones exageradas, no se puede excluir el comportamiento del rejoneador Jorge Hernández Gárate quien, literalmente, mendingó las orejas que no ganó arriba de sus cabalgaduras, el jinete enseñó que la categoría no es lo suyo.
Todos felices. El púbico resignado incapaz de protestar, atento al imperativo: fórmese, siéntese y cállese.
Fotos de diversas autorías.