Hay veces que la vida es caprichosa, los avatares y devenires de la misma sitúan a personajes en una posición obligada ante ella. Y ante los caprichos citados nos encontramos con Enrique Martínez Chapurra el que, con arte y valor soporta de forma estoica todo aquellos que la vida le entrega; afición la tiene toda; su arte lo demuestra a diario en todas las veces que puede intervenir con su capote, por ello sigue a la espera de que le llegue su oportunidad.
Chapurra en un quite a la verónica
En la espera que citamos, Enrique Martínez Chapurra, es un artista al que vemos innumerables tardes anunciado de sobresaliente, ante la imposibilidad de poder torear anunciado como matador en un cartel, justamente, la ilusión que corre por sus venas puesto que, entre otros logros, Enrique anhela ilusionado poder confirmar su alternativa en Madrid. El sino de este hombre, como se ha demostrado, no es otro que hacer muchos paseíllos, pero siempre en calidad de sobresaliente, tarea que le alimenta el alma y, a no dudar, hasta su cuerpo.
La difícil situación en que se encuentra el toreo le obliga a esto. Gracias a ello vive dignamente de su amada profesión de torero, siempre preparado, a la espera de la oportunidad y soñando glorias venideras. Feliz de poder vivir en TORERO.
Lo mejor que tiene este soñador de gloria es su perseverancia sin límites; jamás desfalleció y, por supuesto que no será ahora que, ante el cambio empresarial en Madrid, Enrique aspira a tener la oportunidad de poder confirmar su doctorado como antes dijimos.
El arte de Enrique Martínez Chapurra frente a una becerra en el campo
A pesar de la notable reducción de festejos esta temporada que termina 2016, Chapurra ha trenzado el paseíllo en más de una veintena de festejos, coincidiendo con muchas de las figuras del toreo de la actualidad, como Perera, Juli, Padilla, Fandi, El Cordobés, Fandiño, Castella, David Mora, etc.
En muchas de estas actuaciones ha podido realizar algunos quites en los que ha podido plasmar su particular y torera forma de interpretar la verónica, un disfrute para el buen aficionado, como se ha podido comprobar en plazas como Vistalegre, Espartinas, Sepúlveda, Fuenlabrada, Herencia, Villanueva de Córdoba, Guadix, etc.; logros que le mantienen vivo a la espera de mejores oportunidades puesto que, Chapurra, como sabemos es muy conocido dentro del gremio de los toreros y, de forma muy concreta respecto a los empresarios que saben de sus andanzas e ilusiones, razón por la que se le contrata como sobresaliente. Claro que, en lo que en realidad sobresale Enrique Martínez, además de su calidad como torero, es como persona, un hombre de ley que sabe andar por la vida con el corazón por de fuera.
La media verónica en versión de Chapurra
Gracias a esto mantiene viva su ilusión de cara a la próxima temporada, con la esperanza de que la nueva empresa de Madrid pueda darle su ansiada confirmación.
Recordemos que Chapurra es un soñador más, si acaso, uno de los últimos románticos del toreo que, pese a todo, su vida sigue ligada a la profesión a la que consagró su vida desde el día que tuvo uso de razón. No deben de caer en saco rotos personajes como el citado puesto que, su voluntad, su valor, sus innegables condiciones artísticas, todo ello debería de acreditarle, como le acreditan, en ese lugar de privilegio con el que sueña a diario.
De todos es sabido la calidad de Enrique Martínez con el capote, el arma con la que de forma habitual, en sus actuaciones como sobresaliente es donde algunos matadores le permiten hacer los quites que, como siempre sucede, esculpe lances a la verónica con su arte inmaculado. Pero en realidad, donde brilla con toda intensidad es con la muleta puesto que, como le vimos en uno de los tentaderos que ha hecho este año, sus muletazos son puras caricias de cara a sus enemigos.
Siendo así, dadas sus condiciones artísticas, nos queda pedirle al destino que lo sitúe en ese lugar predominante, en ese punto de partida donde pueda empezar a decir y hacer todo lo que en verdad sabe.
Mucha suerte, Chapurra. Condiciones las tienes, solo falta que el destino, a modo de empresarios, te pueda echar esa mano milagrosa para que resplandezca tu arte de una vez y para siempre.