Espectáculos como el de ayer en Bilbao, para desdicha del toreo, se dan cita un día sí y otro también. ¿Resultado? El lógico, la gente se irá yendo de las plazas de toros y las llamadas figuras del toreo tendrán que torear sin público. Ellos, los que mandan en la fiesta quieren la farsa y, lo que es peor, que ésta siga por el resto de los días; pero todo tiene un límite y éste no es otro que agotarán la paciencia de los aficionados y la fiesta morirá ella solita, sin la ayuda de los anti que, su peso tienen.

El Juli dice ser figura del toreo lidianto estos animalitos. ¿Será verdad?

No hubo éxito ayer en Bilbao. ¿Acaso esperaba alguien que con aquel “material” hubiera triunfo? Si alguien lo esperaba es señal de tener mucha inocencia porque lo que pudimos ver irritó a más de uno; yo diría que a todo el mundo, presentes y ausentes, pero todos los que tuvimos el valor de ver la parodia, en realidad, tampoco tenemos vergüenza. Si ellos se lo guisan, ellos deben de comérselo.

Cartel de “tronío”, Enrique Ponce, El Juli y López Simón con toros de Domingo Hernández, un señor que cría toros a medida de las figuras; digamos la horma para sus zapatos. Ante todo, dichos animalitos parecían más novillos que toros y, para mayor desdicha, estaban vacíos de contenido; al final, burros con cuernos y, pretender el éxito con semejantes bicornes todo se nos antojaba difícil que, en realidad, resultó imposible. ¿Será acaso que las figuras del toreo, con un burro fofo esperan el milagro? Cuestión de fe, no puede ser de otro modo.

Las figuras triunfan muchas veces, nada es más cierto, pero siempre con ese tipo de toros; pero lo que es evidente es que los grandes fracasos con estrépito al respecto de los toros, los protagonizan ellos, los que dicen ser los salvadores de la fiesta que, mediante la parodia se sienten triunfadores. Vamos que, si don Antonio Bienvenida levantara la cabeza se moría de la pena.

Como pudimos ver en esta corrida aludida, ¿existe un espectáculo más lamentable que una corrida parodiada? Y eso sucede casi a diario. Málaga, Cuenca, Bilbao….. en cualquier lugar que aparezcan las figuras por allí anida el fraude. ¿O acaso no es un fraude soterrado que salgan por toriles animales como los de Domingo Hernández y que los toreros se hagan los mártires? Claro que, mientras que muchos denunciamos el fraude, las figuras del toreo están ricos; que lo estarán y mucho, pero siempre les recordaremos como unos auténticos estafadores.

Al ver todo esto, uno, en calidad de aficionado, recuerda por ejemplo la grandeza que le imprimía Luís Francisco Esplá a su tauromaquia y, muy pronto se adivina porque se marchó el maestro, asqueado de la parodia que se cocía a su alrededor, una parodia de la que jamás quiso ser comparsa de nadie, razón por la que a lo largo de su vida, su decencia y dignidad como persona tantos disgustos le acarreó.

¿Sería posible una fiesta con el toro auténtico? En realidad, es posible. Mañana mismo, sin ir más lejos y justamente en Bilbao, Curro Díaz y Paco Ureña se enfrentan a una auténtica corrida de toros de Victorino Martín. A poco que embistan los toros, las figuras se lo han puesto muy sencillo a estos admirables toreros; como sabemos, si le embiste quince veces un toro a Curro Díaz acabará con todos y, lo que es mejor, los aficionados quedarán atónitos de felicidad al comprobar que, el toreo, en realidad, si se puede hacer frente a un toro de verdad.

Si en realidad el toreo de verdad, el auténtico, el puro, el único es posible en las manos de algunos diestros y con toros auténticos, desechemos el fraude, la parodia, la burla a la que nos someten las figuras. Como sabemos, se parodia la fiesta en Bilbao y, días pasados, muy cerquita de allí, en Azpeitia, se le hizo un monumento al toro y, sin duda al toreo. ¿Lo entiende alguien? Joxín Iriarte, con toda seguridad.

Foto: Elpais.com