Rasga las cuerdas de su guitarra de nuevo. Sobre un escenario desgrana su repertorio. Viejas canciones, nuevas canciones. Como en un atardecer se funden el día y la noche, así se entremezclan sus letras de siempre y esas nuevas letras que darán paso a una forma de cantar, pero sobre todo de decir, única, diferente. Ha vuelto Patxi Andión a cantar, a decir, a hacer de lo cotidiano canción.
Muchos serán, jóvenes ellos, quienes seguramente no conozcan ni sus canciones ni su trayectoria. Otros muchos añorábamos una forma de interpretar, de contar la vida con la fuerza, con la pasión, con la firmeza, con la vehemencia, con la crudeza y verdad con la que siempre cantó. Hizo de su guitarra un ariete, para que abriera las conciencias de cuantos viven de espaldas a la vida. No la vida de la música, tal cual la entienden los intereses de las casas discográficas, sino como el trovador que asume la responsabilidad de contarle al mundo las vivencias que más cerca o más lejos se presentan ante sus ojos. Es más, ante su corazón palpitante. Aquel que da interpretación a las cosas que suceden en su entorno. Aquel que antepone su conciencia, a la hora de decir y de cantar, antes que la búsqueda de una estructura y un estribillo simplemente pegadizo y comercial.
Ha vuelto a la escena Patxi Andión. Mas que a los escenarios, la escena, pues su interpretación, por sentida, de sus canciones tiene que vencer la rutina de la música convencional. Basta repasar sus temas para tomar conciencia de cómo fue la época que su juventud vivió. El adquirió el compromiso de contarla como fue y cuando esa época encontró un remanso donde descansar de su infatigable caminar, sus manos y su voz, necesitaron también el descanso para curar las heridas que el tiempo dejó. Desde su corazón, aún joven, hasta su voz han encontrado, ahora, materia para contar, para en forma de canción decírnoslas a nosotros y, con ello, hacernos cómplices de su sentir.
El teatro Cervantes de Alcalá de Henares, un marco adecuado para quien sabe escribir y decir, ha sido el testigo de su entrega incondicional en busca de lo mejor de sí mismo para transmitir, para legar, para dar fe de que la vida sigue su caminar. Cosas bellas, otras duras, injusticias y lucha, forman nuevamente la base de un repertorio, que como la vida, es inacabable. Su voz, como siempre, fiel compañera de la mejor forma de decir de todos los cantautores. Su compromiso con la verdad y la defensa de los mejores valores que adornan la sociedad. Su denuncia, para dar testimonio de que, ante lo negativo, hay que denunciar. En suma, otra vez Patxi Andión.
Para aquellos que amaron sus canciones y su forma de decirlas, un momento para congratularse. Para esos otros que no tuvieron la oportunidad de escuchar en silencio y en profundidad lo que nos canta y nos dice, una oportunidad de oro para acercarse a la mejor forma de las canciones, aquella que recupera los cantos del trovador, cantos del alma y del corazón. Para todos, una prueba más de que la canción, además de música debe llevar el aderezo imprescindible de una letra que se corresponda con las vivencias de nuestro caminar.
Después de esta reaparición, llena de contenidos, sin envoltorios comerciales ni de marketing, vaya nuestra felicitación y satisfacción personal. Para ti Patxi, de parte de tantos que creímos, algunos hasta crecieron, en tu forma desgarrada de interpretar, nuestra más cordial bienvenida. Te necesitábamos. El panorama de la música no se había acostumbrado a tu ausencia, por silenciosa y prolongada. Los pueblos de España esperan la llegada de su más duro pero, también, enamorado cantor. Gracias por volver.
