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Continúa el grueso manto de angustia e incertidumbre que cubre la plaza México desde hace algún tiempo.
La semana anterior nos enteramos que se demolerá la construcción hermana de La México, que el tiradero iniciará en 2018. De tal forma que el estadio de fútbol que funciona desde la década de los años cuarenta, el más antiguo de México de primera división, será sustituido por una plaza comercial.
El arquitecto Xavier Sordo Madaleno, ganadero de Xajay, construyó una plaza comercial en lo que fue el toreo de Cuatro Caminos. ¿Será él quien haga lo mismo con el estadio Azul?
Se dice que el recinto taurino será respetado y no lo echaran al basurero.
¿Usted cree que así suceda? Francamente hay razones para dudarlo.
 La plaza México es un banquete tentador
Un experimentado reportero que cubre fútbol y conoce el teje y maneje de los directivos, me dijo: “aunque la plaza de toros está en la mira de algunos inversionistas no la van a tirar. Mientras el Cruz Azul siga jugando en su estadio Azul, tranquilos taurinos, la plaza está segura, porque los contratos de los equipos de primera división con las televisoras son muy fuertes con jugosas cantidades de dinero. Se especula que irán a jugar a la ciudad de Cruz Azul (Hidalgo), cuando construyan su propio estadio; aunque en la ciudad cementera, evidentemente, sobra cemento, no van a construir un estadio en una población pequeña como lo requiere un equipo con tantos seguidores como el cruzazulino”. Tú tranquilo”.
El equipo futbolero Cruz Azul, ya se va del estadio Azul. Se irá a jugar al Azteca.
Miguel Alemán, un conocido hombre de negocios, hijo y nieto de políticos, ha estado como empresario de la plaza México durante un cuarto de siglo. Declaró hace tres meses a la revista Forbes México que administrar el coso no fue un buen negocio porque tuvieron que meterle dinero en algunas ocasiones, “Después de 25 años hemos salido casi tablas, hemos tenido que poner dinero 20 años y hemos ganado sólo en 2 años”.
Durante los últimos 10 o 15 años, la propia empresa ha realizado acciones que han dado al traste con el prestigio de la plaza México, los señores Alemán y Herrerías se autoregularon, sometieron a todo mundo, ellos fueron la propia autoridad y se despacharon con la cuchara grande.
Lidiaron encierros indignos integrados por animales gorditos con pequeñas cornamentas que, quizá, ni a tres años de edad llegaban; para colmo, algunos carteles parecían confeccionados para que no asistiera la gente.
Así que, resulta imposible pensar que fueron empresarios por amor a la tauromaquia.
Si la cuestión taurina no la cumplieron y tampoco ganaban dinero ¿entonces qué hicieron ahí cinco lustros?
Acaso estarían esperando el momento oportuno para declarar que, “como organizar toros en La México no es redituable, entonces deberían quitarla”. El plan sería ganar toneladas de dinero con el derrumbe y la construcción del lujoso centro comercial, el hotel y todo lo que se rumora.
Otra situación que causa sorpresa es que después de las declaraciones del señor Alemán, forme parte del nuevo grupo de empresarios que manejarán los destinos de la nueva organización de la plaza México.
Cabe mencionar que el arquitecto Xavier Sordo Madaleno es otro de los nuevos socios.
¿Será que el señor Miguel Alemán considera que con otros asociados sí ganará dinero?
Los hombres de negocios, los de grandes capitales, no se tientan el corazón para realizar transacciones multimillonarias, el derrumbe del embudo de Insurgentes puede generar toneladas de billetes, es un banquete tentador. No deja de ser un apetecible negocio tirar el inmueble construido por don Neguib Simón Jalife, inaugurado en 1946.
Cuando vayan a tirar el estadio de fútbol, ojalá no volteen a ver La México acordándose de ese refrán que dicen los taurinos: aprovechemos el viaje.
Foto: www.flickr.com/photos/8985893@N08/1731080021
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