Distinguido Señor Presidente Vicente Fox:
Me permito distraerlo para exponer lo siguiente:
Hasta donde suponemos, todos los que vivimos en la República Mexicana, de acuerdo a la Constitución Política que nos rige, así como a los preceptos de su Gobierno… la Libertad a la Información, está plenamente garantizada; sin embargo, ocurre que en la Monumental Plaza de Toros México, la que según se dice, administra (¿?) Rafael Herrerías, esto… de la libertad de información… no existe.
Todo hace ver que la Plaza México, está al margen del Estado de Derecho, porque las leyes y los reglamentos, no se respetan. Por ejemplo:
El pasado domingo 22 de enero, otro colega ha sido vetado para ejercer su profesión de periodista… Heriberto Murrieta, según se dice, por haber escrito el pasado jueves 20 de enero, en el diario Record, una entrevista a Luis Niño de Rivera, quien expresó cosas que seguramente molestaron el empresario de la México.
No obstante, señor Presidente Fox… Heriberto, no es el único que ha sido agredido para ejercer su profesión. El licenciado Julio Téllez, productor y director del programa Toros y Toreros, de Canal Once del IPN, no tiene autorizado por la Delegación Benito Juárez para ingresar la cámara e informar así a los televidentes, porque el señor Herrerías, lo ha prohibido.
Otros caso más, son los de Juan Antonio de Labra, colaborador de la revista taurina 6Toros6. Su pecado fue haber informado con puntual precisión, de las supuestas “becerradas” que se producen en la gran plaza, en lo que se denomina… Temporada Grande 2004-2005.
El texto y las fotografías son verdaderamente impactantes. Y por ese hecho… fue también echado del inmenso coso vacío.
Claro… que en todo esto, su servidor, no ha sido “olvidado” por el dictador del gran coso. En su momento, por mis crónicas en el diario Novedades, recibí senda paliza en la propia Plaza México.
A decir del señor Herrerías, a una importante funcionaria de una empresa de comunicación: “Yo no lo mandé golpear, pero para que habla mal de mi”.
Estos actos de absoluta barbarie… son permitidos, al margen de que en el coso mayor del mundo, en lugar de toros, aparezcan animalitos con presencia de erales o novillos, con ostensible sospecha de manipulación en sus astas.
No hay ley que se obedezca para respetar la integridad de los aficionados y del espectáculo.
La tradición taurina mexicana, incluida dentro de la cultura popular de México, es una herencia que cumplirá pronto 5 siglos de nacimiento, desarrollo y evolución; mientras que el inquilino de la México, en una década la ha destrozado sin tasa ni medida.
Se dice, señor Presidente Fox, que quien atenta contra una tradición popular, contra la cultura, realiza un crimen de lesa humanidad, le pregunto respetuosamente a usted, como primer mandatario de México:
¿Qué castigo daría a un hombre que no respeta el marco legal, que pisotea las leyes y los reglamentos, que amordaza, amenaza y agrede a la prensa honesta, que está acabando con una tradición de la cultura popular?
La fiesta taurina en México tiene un importante horizonte, incluso en la propia Monumental Plaza de Toros México; sólo que el respetable, ese maravilloso público que llena los tendidos de todos los cosos taurinos del país, con su alegría, con su buena fé, con ese inenarrable entusiasmo, ha sido específicamente defraudado en la gran plaza, y ya no quiere regresar, hasta que la empresa del embudo de Insurgentes, esté compuesta por personas con una seriedad absoluta, inteligentes, honestas, con cultura, con una sensibilidad que les haga comprender de los toreros, así como de los gustos del público.
Creo, salvo su mejor opinión señor Presidente Fox, que usted, como nuestra máxima autoridad en México, puede salvar a la fiesta taurina… rescatar a la Plaza México, de esa especie de secuestro que tiene, y devolverla al pueblo, a todos esos aficionados con un espectáculo digno, en el que el auténtico toro íntegro… el toro bravo, sea lo fundamental.
Señor Presidente Vicente Fox, finalmente, me permito invitarlo a que también lea los comentarios que aparecen debajo de esta opinión. Comentarios de todos esos extraordinarios lectores, que nos hacen favor de seguir.
Agradeciendo su invaluable atención se despide respetuosamente,
José Mata