Es triste que, a la hora de enjuiciar lo que ha sido el resultado de un festejo, el gran triunfador haya sido un banderillero; triste para el espectáculo en sí y, glorioso para el subalterno citado que, como todo el mundo sabe se llama David Adalid que, a estas alturas de la feria todavía no había actuado en la misma. Por lo que vemos, respecto a los toreros de plata, ser muy bueno, caso de Adalid, sigue siendo un problema gravísimo puesto que, su calidad, como se demostró, solo sirve para enfrentarse, como su jefe de filas, a la corrida de Saltillo.

David Adalid, el gran triunfador de la tarde

Los que fuimos testigos de la corrida de Saltillo que el pasado mes de septiembre se lidió en Madrid, inocentemente, esperábamos dicha corrida con expectación. Era lógico puesto que, en aquella ocasión del año pasado, tres toros se dejaron mucho, muchísimo diría yo, hasta el punto de que, por ejemplo, Venegas, estuvo casi a punto de salir por la puerta grande mientras que Sánchez Vara cortó una oreja a otro de los toros de Saltillo.

No ha podido ser y, para su desdicha, Moreno Silva trajo una corrida verdaderamente infumable; mansísima como ninguna. Claro que, sin pretenderlo, ante dicha corrida hemos visto muchas cosas, ninguna buena por supuesto. Pero si hemos visto que un toro de lidia no tiene porque pesar más de quinientos kilos; los saltillos hasta parecían pequeños, incluso con poca arboladura, pero con ideas asesinas. No estoy pidiendo este toro para nadie, pero sí ese toro ha venido a demostrar lo que es el trapío de un auténtico toro de lidia; elefantes no los pide nadie, razón por la que se aprobó sin problema alguno lo que podríamos llamar una corrida chica para Madrid.

Si los toros lidiados en el día de ayer, alguno de ellos, hubiera sacado la bravura de los del año pasado, ahora estaríamos echando las campanas al vuelo. Ha sucedido lo contrario, de ahí el dolor que todos sentimos, los primeros los diestros que se jugaron la vida a cambio de nada. Alguien dijo por allí que los toros eran de ETA, yo diría que mucho peor porque querían acabar con la vida de los toreros sin otro explosivo que sus ideas asesinas.

¿Se imagina alguien si a las tres primeras figuras del toreo actual les sale una corrida como la de Saltillo? Imaginen y luego hablamos. El hecho de que Sánchez Vara, Alberto Aguilar y José Carlos Venegas salieron ilesos de dicho combate es el triunfo más grande que podían tener. Mientras a la figuras les sacan zambombos moribundos con mucho peso para que la gente se impresione, a dicho chicos les sacaron una "corridita" normal, pero con ideas tan asesinas como los terroristas islamistas.

Desdichadamente la vida es así, le rendimos pleitesía al que está arriba sin que nadie nos preguntemos cómo ha llegado y, en ocasiones, no tenemos misericordia para tres valientes que, como se demostró se jugaron la vida de verdad.

Lo dicho, que David Adalid haya sido el triunfador total de la corrida de ayer tiene una lectura muy especial el asunto. Como digo, Adalid no tiene ni cuadrilla fija, es decir, es un torero casi en paro. ¿Lo entiende alguien? Desde luego que, los aficionados no lo entendemos y, lo que es peor, nunca lo comprenderemos.

Foto: Muriel Feiner