Como dirían los mexicanos, en el día de hoy el amigo Jaime Oaxaca me ganó la mano o, si se me apura, me leyó el pensamiento ante todo lo que quería pronunciarme al respecto de Rodolfo Rodríguez El Pana. Lo ha dicho Jaime y sobran todas las palabras al respecto porque de sus manos y sentidos han brotado las palabras más ecuánimes que pudiéramos esperar en torno al estado de salud del matador de Apizaco.
La inigualable personalidad y torería de Rodolfo Rodríguez El Pana
Pese a todo, pido prudencia y respeto para el hombre que tantas veces nos cautivó, ahora en el lecho del dolor. Y digo respeto porque mediante las redes sociales hemos podido ver auténticas barrabasadas al respecto, algo que nos ha dolido en el alma. Hasta un individuo, de forma cobarde, anunció que El Pana había muerto.
No podemos, no debemos jamás jugar con la vida de ningún ser humano y, mucho menos con un artista como el que nos ocupa, el que se llama El Brujo de Apizaco, por aquello de definirle como artista y rendirle culto a su pueblo.
Las palabras de Oaxaca, toda una autoridad en materia, son poco esperanzadoras; pero no son suyas, es la realidad con la que vive El Pana tras el pronóstico que emitió el doctor Francisco Preciado que le atiende desde el primer momento.
Por ello, sin especulaciones y con respeto, todos deberíamos de orar por la salud de El Pana, cuando menos para que su sufrimiento sea más liviano. Ante su panorama no cabe el menor chisme, algo que sería gravísimo para todos; pero si cabe, como así debería de ser, el respeto desmesurado por su persona y, como decía, las oraciones incesantes al respecto.
El derechazo en las manos y sentidos de El Pana
A cualquiera se le desgarra el alma ante lo que fue el horrible accidente de Rodolfo Rodríguez El Pana. Es la suerte, el destino, las coincidencias, como le queramos llamar, pero Rodolfo no tuvo fortuna; y digo que no la tuvo porque sin ánimo de compararle con nadie, ayer mismo, David Mora, sufrió una cogida espeluznante en Madrid en la que cayó, exactamente como lo hiciera El Pana y mientras éste lucha por su vida amén de quedar tetrapléjico, a Dios gracias, David Mora no sufrió daño alguno.
A veces, un cruel lance del destino nos puede llevar hasta el lecho del dolor para siempre y, como en el caso de Rodolfo Rodríguez, hasta seguir combatiendo por su propia vida que, como dice la ciencia, pende de un hilo; un hilo que le pedimos a Dios se convierta en un cabo fuerte para que el diestro pueda seguir asido al mundo. Ante su estado, sigue la rumorología; incluso, como sabemos, algunos que le denostaron ahora quieren torear en su beneficio.
Conciencias negras y malvadas, sencillamente, porque, ahora, el pobre Pana no puede discernir, ni siquiera decidir.
Como decía, nos queda rezar. ¿Qué otra opción podemos hallar? ¡Ninguna! Dejemos todo en manos de Dios que, pese al destino, siempre serán las mejores manos.
Fotos: revital.blosgport.com