S.I.16.- Una tarde más y con ella se completa una semana de la feria. Una semana de agua, hoy también ha llovido durante la corrida, aunque se hayan celebrado seis de siete. El agua, máximo protagonista del San Isidro 2016, es lo único que no nos falta. De lo taurino falta todos los días algo.

Los toros nos están saliendo ranas -no es una ironía por lo del agua y los charcos-, pero también podemos decir que han salido tres buenos a los que sus matadores les han cortado una oreja cada uno. No es mucho, pero es algo, máxime teniendo en cuenta que no han sido discutidas.

Hoy nos ha tocado uno, de El Ventorrillo, y por suerte ha caído en las manos del torero del cartel más capacitado y también más artista, Morenito de Aranda.

Con ese quinto, ‘Chocolatero’ se podía haber parodiado al famoso pasacalle de ‘Paquito el Chocolatero’ de haberle tocado otro diestro; pero no, a ese toro le ha compuesto el de Aranda una faena llena de detalles toreros, de momentos de artista, de toreo bueno, aunque llena de altibajos, sin macizar. Cierto que todo lo ha hecho pleno de estética, pero ha faltado, a veces, el ajuste que hace vibrar la plaza entera. Aún así, Morenito nos ha ofrecido lo mejor de la tarde y algunos muletazos para el recuerdo.

El paseíllo, de izda. a dcha.: El artista, el valiente y... El Capea

Decíamos en el titular ‘Un artista…, es evidente que nos referíamos al torero arandino, que no ha fallado a los aficionados que le siguen como buen torero que es. Una oreja que viene a sumarse a las conquistadas el pasado año y que deben abrirle más puertas.

Decíamos también ‘Un valiente… y ese ha sido Gonzalo Caballero. No se puede ofrecer más de lo que ha ofrecido el madrileño. Tampoco es que nos sorprenda lleva haciéndolo así desde que era novillero en esta plaza y hoy, en su segunda corrida de toros como matador, se ha ofrecido pleno de valor, arriesgando hasta donar sangre para un regimiento si de eso se hubiera tratado. No tenía claras las intenciones el toro ‘Aéreo’ y no ha parado hasta hacerle volar a Gonzalo. Una fuerte cornada en el muslo y férrea resistencia para abandonar el ruedo hasta dar muerte al astado agresor. Ni llevándole en brazos se le ha podido convencer de que la enfermería era el camino adecuado.

Por último, decíamos y… El Capea. Sí, el diestro salmantino ha estado nuevamente en San Isidro, como cada año, pero su actuación no ha pasado de medrosa por un lado y carente de siquiera vistosidad por otro. Ha tenido que matar tres, media corrida, por la cornada de Caballero, pero en ninguno de los tres ha encontrado el sitio para ofrecer a los tendidos algo que pudiera considerarse toreo de verdad. Todo se ha quedado en vanas intenciones, cuando no en aparente incapacidad. Le han pitado con fuerza, in crescendo, según ha transcurrido la tarde.

Para mañana las figuras y el lleno anunciado desde hace días. Torear ya se ha visto en la feria y es de esperar que ese listón no se baje con la llegada de los que deberían estar mejor en base a estarlo de verdad, no en base a contar con más partidarios y mayor condescendencia por parte del público. Veremos.