El frío invierno de la Ciudad de México, para ser más precisos, el de la Plaza México, se ha convertido en un soleado verano para los toreros españoles, quienes vienen con todas las comodidades para pasar unas lindas y placenteras vacaciones.

Es cierto, realizan un arduo trabajo durante la agitada temporada española, lo reconozco, pero buscan el refugio vacacional en los cosos de México que, para lo único que les sirven, es para juntar un poco, perdón, muchísimo oro a costa de aficionados inocentes que tienen la esperanza de ver al torero trabajando al cien por ciento, pero como ahora sabemos que esto no va a suceder, les pedimos que mejor no vengan.

Unas vacaciones perfectas se planean en equipo, una agencia de viajes con el nombre de  Rafael Herrerías, los clientes o mejor dicho turistas, que hasta el momento lo han sido Enrique Ponce y los Capea principalmente, y los accesorios para divertirse durante su descanso, ganaderos como Teófilo Gómez y Julio Delgado. Hay más turistas, no crean que se me olvida Manuel Caballero, Finito de Córdoba, Hermoso de Mendoza, y algunos otros que se han presentado esta temporada quienes también vinieron a relajarse con chivitos.

Quizá el próximo domingo se una a la lista del turismo hispano en la ciudad de México, Julián López El Juli que, por el momento no ha tenido unas vacaciones precisamente inolvidables en los hoteles (las plazas de toros) del interior del país donde lo único que han ocurrido son fracasos mayúsculos.

El tema de las banderillas, el arte y una supuesta profundidad adquirida, esta última que desgraciadamente todo lo que tiene en su cuenta bancaria no le alcanza para comprarla, lo único que ha causado es pena y vergüenza resumidas en abucheos escandalosos.

El Juli tendrá que trabajar arduamente este invierno en la Plaza México, y es tiempo de que defina su tauromaquia que durante todos estos años se ha basado en la mercadotecnia del “niño que torea”. Ahora es un hombre al que le urge transmitir a un público, que veía con simpatía a un chiquillo corriendo con las banderillas, no sólo voluntad y raza, sino un toreo con sello propio y de calidad.

A pasar vacaciones a otro lado, no a las Plazas de Toros mexicanas que son pobladas por aficionados en busca de una fiesta con verdad. No sé si El Juli será un turista hispano más en la México, espero que no. La agencia de viajes es la misma, Rafael Herrerías, sólo falta comprobar si el que compró el boleto, Julián López, viene de trabajo o de vacaciones y si el ganado de San Martín será el accesorio de descanso o la dura pero efectiva herramienta de trabajo.