La gran noticia el pasado sábado no fue otra que Andrés Roca Rey toreara en Sevilla y no triunfara. Fijémonos que, para todos los toreros, la noticia no deja de ser otra que sus éxitos, pero claro, ante Roca Rey, ahíto de triunfos por doquier, que una tarde no lo logre no deja de ser la gran noticia.
Y les puedo asegurar que Roca Rey no era culpable por no haber triunfado; todo lo contrario. Lo intentó hasta la saciedad; hizo de todo, llevó a cabo lo que no está en los escritos, pero no es menos cierto que con “el burro fofo” de Juan Pedro, apenas Enrique Ponce que le pega pases a una farola, pudo cortar una benévola oreja. El mismo Manzanares, ídolo de la afición maestrante anduvo como alma en pena por el albero sevillano.
Roca Rey con lo que se llama la antítesis del toro de lidia
Son los propios toreros los que han pedido esa clase de toros, pero a Juan Pedro se le fue la mano. Una cosa es criar toros nobles y otra muy distinta, como pasó en Sevilla, que salgan por toriles seis animalitos sin alma, sin ganas, sin chispa, sin alientos, sin el menor atisbo de bravura; seis toros sin maldad, es cierto, pero tontos a no poder más.
No está saliendo en Sevilla el toro soñado, tanto por los toreros como por los aficionados, pero éstos son los que no tienen culpa de nada. O sea que, pagan y se les debe un respeto. Pero dentro de esa porquería de toros, como explico, lo de Juan Pedro exasperó a todos. La carita de Manzanares lo decía todo. Todas las figuras del toreo han buscado un toro tan suave, tan noblón, tan “burro fofo” que, con semejante “material” cualquier tipo de lucimiento es una quimera.
Es una pena que Andrés Roca Rey, dispuesto para mil batallas, se enfrente a este tipo de animalitos que, como se demostró, le abocaron al fracaso, algo que tiene mucho “mérito” porque hablar de fracaso en la persona de Roca Rey es casi un imposible, pero los toros de Juan Pedro lo lograron por completo. Nada se puede hacer frente a un toro sin casta y sin apenas fuerzas. Lo peor de los animalitos de Juan Pedro es que, de salida, hasta tenían una bella imagen; claro que, una vez en el ruedo su comportamiento resultó desdichado.
Las figuras seguirán matando estos animalitos, nada es más cierto. Pero en el caso de Roca Rey, con arrestos para matar lo que salga por toriles, no digo que se apunte a las del Cura de Valverde, pero sí debe José Antonio Campuzano, en calidad de apoderado, buscarle corridas de mayor fuste, con trasmisión, con casta, con movilidad, en definitiva, con un toro que tenga emoción. Es una pena que unos toros aberrantes sepulten las ilusiones de un diestro tan emotivo como Roca Rey, como explico, capaz de cualquier batalla para salir triunfador, que unos toros amorfos le aboquen al fracaso, la desdicha no puede ser mayor.
Foto: Maestranza.com