Tras analizar el resultado y consecuencias de la primera corrida de abono en feria de Sevilla, cualquiera que sea capaz de ponerse en la piel de dichos diestros es capaz de sentir sus mismas emociones, sensaciones negativas que, sin duda, les habrá dejado sin aliento.
Ellos, Esaú Fernández, Jiménez Fortes y Borja Jiménez, de momento, no están entre los elegidos para la gloria. No tengo elementos para valoraciones artísticas respecto al resultado, pero sí para analizar las consecuencias que dichos diestros podrán sufrir al cometer el tremendo pecado de no haber triunfado.
La imagen del triunfo que ayer no llegó, Esaú Fernández
Escuché unas declaraciones de Esaú y, tras escucharle, me puse a temblar, no podía ser de otro modo. El muchacho, sabedor de todo lo que se jugaba, como les sucedería a sus compañeros, tras el festejo, por sus palabras estaba roto por el dolor. Esaú Fernández que ha triunfado varias veces en Sevilla, en el día de ayer todo se le volvió en contra, hasta la bendita lluvia, ayer era maldición para los toreros porque, repito, la lluvia siempre es una bendición, pero se torna criminal cuando hace su aparición en los toros.
Esaú, como sus compañeros, tras el festejo veían como se esfumaban todos sus sueños; ellos soñaban con el triunfo, pero los hados de la fortuna se marcharon por la calle Las Sierpes sin reparar que, su trabajo consistía en estar atentos a lo que ocurría en La Maestranza.
No pudo ser y, tres hombres salían derrotados de la plaza sevillana. Para ellos son mis palabras de ánimo; y digo para ellos puesto que, como sabemos, el triunfo tiene muchos amigos, pero el fracaso siempre es huérfano de todo.
Son para ellos estas palabras de alguien que les comprende, que sabe lo que es y supone esa lucha titánica por ser torero, esos entrenamientos durante todos los días del año, ese sacrificio en todos los órdenes a la espera de que llegue la tan ansiada oportunidad que, como ahora, no ha servido para nada.
Ahora toca esperar, esperar, esperar…… ¿Hasta cuándo? He ahí la cuestión, el dilema a dilucidar. Mientras tanto, Esaú como sus compañeros seguirá entrenando, viviendo en torero, soñando con la gloria…..mientras los años van pasando demasiado deprisa. Toros no aptos, lluvia a destiempo, ilusiones otras. Otra vez será. ¿Habrá otra vez? Cuestión de fe, no cabe otra alternativa.
Foto: Maestranza.com