Las desafortunadas declaraciones del señor Roberto Domínguez, apoderado de Julián López "El Juli", sólo logran hacerle más daño a su poderdante, del que se suponía le hace el sobreprotector Papá Juli.
Nunca habiamos conocido, que, un torero que cubría los tres tercios, en lugar de afinarlos, de profundizar en ellos… tuviera que dejar de banderillear para darle "profundidad" a su toreo (¿?).
¿Entonces?… ¿el dominio del tercio de las banderillas, no está a la altura de a una excelente exposición con el capote y una inconmensurable faena con la muleta?
Con tal argumento del señor Roberto Domínguez y del señor Juli, no sabemos como podríamos calificar aquellos duelos taurinos que sostuvieron a principio del siglo XX, Rodolfo Gaona y José Gómez Ortega Joselito, en donde además de hacer gala de su excepcional domino tanto con la capichuela, así como con la tela roja; con las banderillas, eran un auténtico deleite.
Una verdadera creación lo que surgía tras esa confrontación de extraordinarios rehileteros, que hacían en terrenos tan comprometidos lucier imponentes, aunque efímeras, esculturas.
Esculturas que se iban sucediendo desde que citaban para provocar la embestida del toro, hasta que en terrenos comprometidos imponían las banderillas, haciendo estallar de sublime locura a los tendidos.
Pero no sólo ellos Rodlofo y Gallito, recordemos en México al maestro Fermín Espinosa Saucedo Armillita El Grande, o a David Liceaga, incluso a Ricardo Torres; o como aquel enfrentamiento que sostuvieron un 5 de febrero, me parece de 1947 (corríjame usted lector amigo) en la Monumental Plaza de Toros México: Gregorio García, Cagancho y Morenito de Talavera, la gente enloqueció totalmente ante tal grandeza torera.
En fin, a tantos que en este momento se nos escapan de la memoria, que no por cubrir el tercio de banderillas... perdían profundidad en el último tercio, sino que en conjunto regalaban al paladar del público taurino, inmensas obras de arte taurino.
Así que si Julián López El Juli deja de poner banderillas para darle, supuestamente, más profundidad a su toreo, es un argumento falso… absurdo… ilógico… sin sustento alguno.
Si en lugar de eso, se escuchara una verdad, como por ejemplo, que nunca fue buen rehiletero, y ahora que ha crecido se han consolidado las fallas, y así para agradar en el tercio de banderillas tiene por fuerza que exponerse en exceso, aunque después todo quede a toro pasado, pues eso si se lo aceptamos.
Entonces… la realidad demuestra que dejó las banderillas, por ser un mal banderillero, y como la maravillosa magia de la inocencia de la niñez... se ha ido, y no puede ahora a sus 21 años, hacer sucumbir a los aficionados como cuando tenía 14, pues tiene forzosamente que nutrir su toreo… su espíritu, porque la falta de calidad, de buenas maneras, se hace notorio.
¡Sí!… El Juli posee envidiables: técnica, sitio y oficio, pero debe dar un mayor argumento a su tauromaquia, a su expresión, porque de lo contrario, podría quedar relegado, ya que el renuevo generacional en España es intenso, y ahora mismo, están saliendo toreros muy interesantes que sólo con su clase y calidad le rebasarían.
Muestra de lo anterior son sus recientes presentaciones en Puebla, Orizaba y Mérida. La gente se enfureció porque no puso banderillas, si sus argumentos con la capa y con la muleta hubieran sido contundentes, la gente… los aficionados, hubieran de inmediato olvidado el importante detalle de no poner banderillas, pero como Julián no tiene sobrado fundamento, la gente acabó echándolo de estas plazas, porque no pudo olvidar el hecho del segundo tercio.
Es más, en este prólogo de su periplo taurino en México, sólo pudo cortar una solitaria oreja en Orizaba, y eso dice mucho.
Julián López El Juli, no sólo debe quitarse totalmente su petulancia, sino entender que debe nutrir su toreo, no con arte… porque el arte no se compra, no con profundidad, porque ésta no la encuentra en la tienda de la esquina, sino como un torero maduro, poderoso, que puede estar heroico y dar grandes tardes de toros, dominando a los toros… eso… a los auténticos TOROS, no a inadmisibles pequeñajos, que más recuerdan a las cucarachas.
Ha hecho bien en reconsiderar su actitud de otros años, y así después de más de un año de no venir a estas tierras mexicanas, pedir a los empresarios... astados que parezcan toros. De lo contrario, seremos los primeros en denunciar el hecho.
Porque cabe recordar que, antes, junto al rey del becerro en México... Enrique Ponce, a Manuel Caballero a Litri, o a los Capeas -padre e hijo- y demás toreros españoles, que han venido lamentablemente cobijados, por la actual empresa de la Plaza México... ¡Sólo han exigido los impresentables bovinos que más parecen becerritos recién destetados, que otra cosa!
Lo anterior, hace ver que con el fin de gozar unas maravillosas vacaciones en México, y seguros estamos que eso… eso, es absolutamente reprobable.
Porque no se puede respetar la grandeza de la fiesta en España y en México venir a pisotearla, burlándose de todo ese maravilloso público que acude a los tendidos.
Pero, esto... es tan sólo un punto de vista, y mucho le agradeceré a usted, lector amigo, incluya el suyo, para que todos podamos leerlo.