Ese ha sido el denominador común de la Feria de Fallas en Valencia. Al margen de los triunfos o fracasos de toreros y ganaderías en la recién terminada feria, el clamor popular ha sido ese: ¡Qué frío!
No se sabe que tiene esta plaza que parece una nevera y eso que está ubicada en una de las zonas más cálidas de España, el levante mediterráneo. Además, y según pasan los años, el viento es asiduo visitante durante la hora de los festejos, lo que sumado a la humedad concentra más frío allí en dos horas y media que en el polo norte.
En esos tendidos se pasa mucho frío, mientras en el ruedo se percibe calor Pero si la climatología es esa, la del frío que pasamos cuantos nos sentamos allí, lo cierto es que es una plaza que emana mucho calor, el que le proporcionan sus gentes, ya sean más o menos aficionadas.
De eso no nos vamos a quejar, faltaría más, ni los toreros tampoco. Bueno, esos mucho menos. Los triunfos en la calle Xátiva caen como frutas maduras a poco que hagan los diestros. Ya lo hemos dicho, puede que haga frío en el ambiente pero es fácil ver salir a hombros a los toreros rodeados del máximo calor de un público generoso.
No hay plaza que genere más salidas a hombros que esta de Valencia. Hasta ocho en diez días: seis matadores, Roca Rey, José Garrido, Cayetano, El Juli, López Simón y Juan del Álamo; un novillero, Andy Younes y un rejoneador, Andy Cartagena.
A estos triunfadores, que salieron del frío climatológico para pasar al calor del público valenciano, hay que sumarles triunfos menores, a oreja por coleta, de Ponce, Rafaelillo, Román, Talavante y Ureña, así como los novilleros Álvaro Lorenzo y Cristián Climent.
A esos resultados de los toreros si se les puede llamar cálidos, aunque de los toros, de las ganaderías no podamos decir lo mismo. El fracaso ganadero ha sido la tónica más habitual en la feria. Nos han dejado bastante fríos, sin que lo necesitáramos.
Valencia concentró también la manifestación a favor del toro y la libertad de los aficionados y ahí se respiró totalmente un ambiente cálido. Ese día el frío quedó relegado a un segundo plano. Entre los miles de manifestantes no pasaba el aire frío.
Pues ya ven, hemos pasado diez días en el frío pero al calor de estas gentes generosas como ellas solas. Se puede afirmar, sin ningún rubor, que esta plaza de primera no es precisamente un puerto de primera para los toreros. La pendiente la suben bien arropados y ayudados, a base de ovaciones, por la afición valenciana.
Yo, que soy bastante más exigente en esto de los toros y los toreros, lo resumo todo con el grito del titular: ¡Qué frío!
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