Muchas veces, quienes presenciamos una corrida desde los tendidos o el callejón, sea en rol de simples aficionados o como corresponsales; juzgamos con dureza el rol que la Autoridad de Plaza, desempeña.
En una amena e informal conversación, el Dr. Santiago Bustamante L., presidente de muchas corridas en la Feria Jesús del Gran Poder; nos explicó la cantidad de cuestiones que involucra el estar allí, en el Palco.
La más importante quizá, sea el que Los Toros son un arte y como tal, son subjetivos; tienen dos perspectivas, la del que crea y la del que mira.
Perspectivas que, pueden terminar por ser diametralmente opuestas y, si lo que se trata es de comprender la voluntad y opinión de una gran masa de público, mucho del que no tiene la suficiente cultura como para juzgar lo que ocurre en el ruedo; la cosa toma tintes muy, pero que muy complicados.
Conversando, más desde un plano de amistad entre taurinos que, como en una entrevista, comentamos faenas y comprobamos que, a pesar de ser dos taurinos viejos, (no tanto por la edad cuanto por los años de ver toros) y lo que es más, compartiendo muchos criterios, a la hora de emitir juicios podíamos y; de hecho estábamos, en posiciones totalmente distintas.
La autoridad de una plaza de toros en una corrida, toma una posición similar a la que tiene el árbitro en un partido de fútbol, siempre existirá el descontento que lo critique con dureza. Dentro de la plaza y al calor de la faena que quizá vimos desde otro ángulo, hasta se comprende cierto nivel de exasperación, pero; que haya quién mantenga el furor y la rabia convirtiéndolos en un, casi odio, pues, deben de ser muy difícil de soportar.
Desgraciadamente, las protestas no siempre se reducen a enfurecerse con La Autoridad, muchas veces quienes les dieron el ser , son mencionadas de mala manera y eso, claro debe de ser muy duro para un hijo cuyo pecado es tener un criterio taurino distinto al de su detractor.
Nos comentó que está pensando seriamente en no volver al palco de la Plaza de Toros Quito y, eso sería lamentable; es un gran aficionado taurino, un caballero a carta cabal y aunque, no siempre hemos concordado con las decisiones tomadas, ha volcado su afición y su saber en levantar y tratar de dar a la Feria de Quito la categoría que todos los aficionados esperamos que llegue a tener.
Esperemos que su afición pueda más que su comprensible cansancio y que al menos, un par de años más podamos contar con su presencia en el Palco del Coso de Iñaquito.