Personajes que forman parte del equipo de la empresa

Hace unos días destituyeron o suspendieron al juez de plaza Gilberto Ruiz Torres, los delegados de la Benito Juárez argumentan que le dieron puerta por no atender las peticiones del público cuando se solicitaba una oreja para un diestro español; remataron diciendo que lo suspendieron porque ellos, los delegados, velan por los intereses del público.

¡Ya ni la friegan, ni la burla perdonan!

Si en realidad quisieran defender los intereses del público, ya hubieran quitado a los tres jueces (Morales, Ruiz Torres y Ramos) por aceptar tanto animal sin trapío a lo largo de la temporada.

Aunque ahora lo aficionados protestan poco, aun así, han pitados varias reses por carecer de presencia.

Sin embargo Daniel Chimal y Orlando Martínez, representantes en la plaza México de la delegación y Juan García Lastra, cabeza de la comisión taurina, se han hecho de la vista gorda ante tanto novillo. Los engaños al público se dan semana tras semana y ellos se quedan como el chinito. Son incapaces de denunciar los abusos que se cometen con la afición.

Ni remotamente, por ejemplo, se les ocurre habilitar el laboratorio para realizar exámenes postmórtem, dentarios para la edad o de la integridad de las cornamentas. En la plaza de toros México, la más grande del mundo y la más importante de América, no existe laboratorio para realizar exámenes postmórtem. Existe un cuarto con un rótulo en la parte superior que dice "Samuel Baldwin", esa habitación alguna vez fue laboratorio, hoy convertido en un cuarto de trebejos.

Evidentemente, hace años que no se realizan esos exámenes como se hace en plazas importantes.

El doctor Javier García de la Peña, discípulo de Samuel Baldwin, es el actual veterinario de plaza, incondicional del empresario, llena los reportes indicando que la edad de los cornúpetas como la integridad de los cuernos, cumplen con el reglamento. Según los papeles no hay nada que sancionar

Así que los personajes que tiene la obligación de velar por los intereses del público, son manejados por la empresa del coso capitalino. Si inhabilitaron al juez Ruiz Torres nada tuvieron que ver los aficionados, fue por órdenes de Rafael Herrerías; la razón: el juez se salió del huacal.

De tal forma que los sufridos que compran boleto para asistir a las corridas no tienen la menor opción de mejorar, nadie vela por sus intereses y seguirán padeciendo la dictadura del empresario. Él es la autoridad y los demás obedecen.

Ante tanta aberración, el domingo casi no protestaron la presencia de los astados los poquitos que cayeron a la plaza, actuantes y público, aguantaron la presencia de los animalitos, para colmo se echaron cuatro y cuatro: cuatro horas soporíferas y cuatro toneladas de mansedumbre.