La nueva empresa de Madrid, Taurodelta, realizó en los pasados días una rueda de prensa en la que nos contó parte de las intenciones (buenas, como era de esperar), de lo que quieren llevar a cabo durante su mandato al frente de la primera plaza del mundo.
De las muchas cosas que nos ofrecieron, a mí me llamó la atención poderosamente, el tema de que se nos venda como un logro el que una ¿figura? del toreo venga a Madrid, según palabras del empresario, alguna tarde más de lo que venía haciendo hasta ahora.
La verdad, es que no sé dónde vamos a llegar, o lo que es peor adonde hemos llegado. Atrás quedan los años en los que había que venir a Madrid a salvar la temporada, encarrilarla o levantarla; la verdad es que las tres cosas vienen a ser lo mismo, cuando se trata de venir a Madrid a ganar contratos.
En la actualidad, por lo que se ve, venir a Madrid es una cuestión de obligación y, encima, parece que tenemos que estar agradecidos que el empresario consiga que algunas de estas figuras vengan alguna tarde más de lo que lo estaban haciendo.
Pues no, no son así las cosas. La verdad es que habría que preguntar al aficionado de verdad, si quiere que vengan esas figuras a la feria o es que en la feria vienen algunos que no son aficionados y lo que quieren es que vengan las figuras. Porque partiendo de otra base, si se viene a Madrid como compromiso, como parece que ocurre por lo visto hasta ahora, con que ganas salen a la plaza a jugarse la vida, si ya tienen la temporada hecha. La verdad es que me recuerda un poco al trabajo normal de cada uno de nosotros, que cuando llega el lunes nos dan pocas ganas de ir y suele ser un compromiso, poco más o menos como ocurre aquí.
No me imagino al empresario de la construcción diciendo, “voy a conseguir que vengan los albañiles, más de lo que venían antes”, pues no; los albañiles van porque no tienen más remedio, que es más o menos entonces lo que ocurre con las figuras en Madrid.
Casi, que hubiera sido mucho mejor que en vez de ofrecernos el caramelo de que venga alguna figura mas tardes, podrían haber dicho que vaya algún figura algunas tardes menos a los pueblos, en donde están quitando el sitio a otros toreros que tenían hueco en esos carteles y que cada día más copan los primeros toreros en cuanto a números del escalafón. Aquí la cuestión es sumar.
La verdad es que el mundo está al revés, y donde deberían dar la cara las figuras no la dan y tienen que ir los que torean poco a pasar el examen de Madrid. Total, para que si al final triunfan, no tener sitio en otras ferias porque están copadas por los que no quieren venir a Madrid, porque tienen más que perder que ganar.
O sea, lo dicho, que no hubiera estado nada mal que el eslogan hubiera sido “Una más en la feria, no; una menos en los pueblos, sí”.