Ese modismo absurdo que ha calado en el mundo empresarial está tomando una fuerza desmedida, es decir, el mano a mano ya no se trata de algo excepcional como la ha sido toda la vida, ahora, los festejos de dos espadas son el camuflaje para evitar gastos; como diría el otro, una manera de ahorrar porque gente acude la misma, pero si en el festejo organizado tenemos un espada menos, estamos hablando de un sueldo menos cuando las entradas siguen valiendo lo mismo.

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Eso sí, que nadie piense que el sueldo del “tercer” espada se lo reparten los dos que actúan, craso error quién así lo pensare; son, como se sabe, las triquiñuelas de las empresas por aquello de abaratar costes, pero nunca el precio de las entradas. Dicho en cristiano, un mano a mano vendría a ser un quiero y no puedo, pero con su atisbo de burla y engaño de cara a los aficionados. Valencia es el claro ejemplo de lo que estoy contando.

El mano a mano nació con motivo de la rabia interna de un torero contra el otro, digamos que, un desafío provocado por aquello de dirimir quién era el mejor. Es como si en la actualidad, Morante retara en un mano a mano con Manzanares en Madrid, pero con una corrida de toros de verdad; eso sí tendría aliciente para concitar la atención de los aficionados que, como antaño, algunos, hasta venderían el colchón para comprar la entrada. Lo dicho sería todo un pique de ambos toreros por aquello de saberse cada uno de ellos el mejor y, la mejor forma de demostrarlo no era otro que un reto en vis a vis.

Si lo analizamos muy pronto comprenderemos lo dicho; que el mano a mano suena a estafa. ¿A quién le interesan los mano a mano que se han celebrado con tanta intensidad en los últimos tiempos? De los aficionados, a nadie; los beneficiados son las empresas y, alguna que otra anda con millonarias deudas con Hacienda. ¿Qué está pasando aquí? Nadie lo entiende; hacen recortes de todo tipo, montan corridas con dos espadas y, más tarde no pagan al Fisco. ¿Se puede ser empresario de ese modo? Ver para creer, diría Santo Tomás.

Era lo que faltaba, que los antis se enteraran de que el mundo de los toros, alguna de sus empresas, son morosos ante Hacienda; como explico, era lo que nos faltaba para que terminaran de odiarnos. Y digo yo, si no le han pagado a Hacienda, ¿quién nos garantiza que le han pagado a los toreros? Eso lo tendremos que averiguar.

Voy a contarles ahora el resultado de los dos mano a mano que se celebrarán en Valencia; los triunfadores de los dos festejos, sin duda alguna, serán los nóveles, pero eso no dañará la imagen de los veteranos y todos quedarán contentos; un mano a mano de verdad no hubiera sido otro que El Juli y Talavante, pero con toros de Adolfo Martín o Miura; ese festejo sí tendría interés, lo demás pura parodia para pagarles poco a los chicos y hacerles creer que ya son figuras del toreo cuando todo es mentira.