Estamos ante un caso único en la historia del toreo en que, uno de sus protagonistas, el maestro Gregorio Tébar El Inclusero, ha tomado la decisión –meditada por otra parte- de reaparecer –aunque nunca se marchó- para conmemorar la fecha de su alternativa, hace nada más y nada menos que medio siglo, un acontecimiento que tuvo lugar en la feria de Fallas de Valencia un día 19 de marzo de 1966 en que, el maestro Antonio Ordóñez en presencia de Paco Pallarés, investía como matador de toros a El Inclusero.
El Inclusero en su preparación
Todo nos parece muy lejano, nada es más cierto, pero mirando la trayectoria del maestro Tébar, viendo su actitud, sus entrenamientos, su preparación física y anímica, como digo, tenemos la sensación de que El Inclusero no dejó nunca de torear. Le hemos visto pletórico en el campo, en los entrenamientos, en todas sus actitudes las que nos hacen pensar que su reaparición puede ser un auténtico acontecimiento.
No tengo la certeza absoluta de lo que voy a decir, pero sospecho que una actitud como la del maestro Gregorio Tébar, torear una corrida de toros para la conmemoración de sus cincuenta años de alternativa, no es un hecho habitual entre la torería; además de no ser usual, hasta nos parece algo imposible, pero El Inclusero, hombre de grandes retos es capaz de ello y mucho más.
La intensísima preparación a la que se ha sometido el maestro quiere que tenga sus frutos en la próxima feria de Hogueras de Alicante, su plaza, su gente, sus aficionados que, a no dudar, ante este acontecimiento seguro que le esperan con ilusión. Será la empresa de la plaza de toros de Alicante la que tendrá que tomar la decisión, singular y única, para que El Inclusero pueda hacer realidad lo que ahora es todo un sueño.
Otra instantánea de Gregorio Tébar El Inclusero
Loas de gratitud para el maestro Tébar que, con su actitud, ha logrado que todos rejuvenezcamos a su lado; aquellos que somos contemporáneos suyos sentimos la misma adrenalina que corre por su ser ante lo que será un acontecimiento de extrema relevancia. Convengamos que la fuerza física del maestro es admirable; ya quisieran muchos chavales sentirse físicamente como lo está El Inclusero que, desde siempre, cuidó su cuerpo y, lo que es mejor, su alma.
El deseo del maestro ante lo que es su actitud por aquello de festejar su medio siglo como matador de toros, en realidad, no tiene más connotaciones que marcar un hito en su carrera y, como digo, entre la torería del mundo puesto que, en realidad, la culminación de su sueño, el que pretende que sea realidad, puesto que para la torería del mundo siempre ha quedado en eso, un sueño.
El Inclusero ha pretendido hacernos soñar ante lo que él pretende que sea una realidad en la próxima feria alicantina para que allí, en el coso de la Plaza de España, despertemos todos a su lado para gozar de su torería inmensa. Recordemos que, cincuenta años no son nada si se mantienen vivas las ilusiones y, ante todo, como le ocurre al maestro Tébar, su cuerpo le sigue respondiendo como nunca.