Es lamentable que, los toreros, por aquello de acrecentar su popularidad se presten al juego sucio de muchos indeseables para hacerles daño a ellos y, sin duda, a la propia fiesta de los toros. Es el caso de El Juli que días pasados entró al trapo de un personaje llamado Risto Mejide que disfrutó como un marrano en un charco haciéndole daño al diestro -hasta el punto de llamarle asesino- y, como digo, a la propia fiesta taurina.

El Juli, el hombre, en el citado programa televisivo se defendió como pudo; es decir, argumentó todos los valores del toro bravo, de la fiesta en sí, de los toreros; hasta demostró que, los propios toreros aman más a los animales que cualquier ser humano. Nada que objetarle al diestro que, como pudimos ver nos dio una lección de civismo en toda regla; una lección de amor hacia los animales y un respeto desmesurado hacia todo el mundo, incluido el referido Mejide que, por su actitud, no merece el respeto de nadie.

El Juli sorteando las tarascadas de un indeseable

Ahora, como vemos, está de moda hacer sangre frente a las cámaras, la prueba no es otra que la intervención de Julián López El Juli, al que se sometió a una prueba de fuego totalmente innecesaria. Los toreros, como tales, deben de acudir a todos los sitios o lugares donde puedan engrandecer la fiesta por la que viven y aman, pero jamás junto a un personaje siniestro que, como él mismo confesó, aspira, desea, anhela que se prohíba la fiesta de los toros para siempre.

Un torero, ante los medios, tiene que ser respetado; se le podrán criticar sus actitudes artísticas, pero jamás el ejercicio de su profesión que, como se desprende, puede ser tan honrada como la primera y, para colmo, los toreros se juegan la vida, nada que ver con los charlatanes de feria que son los tipos como el tal Risto Mejide.

Mírenlo bien: ¿Alguien normal se atrevería a sentarse en su sillón?

Confiemos que a El Juli le sirva como lección su intervención televisiva en que, delante de su persona, un gracioso, se burló de él y, lo que es peor, con sus actitudes, mientras conversaba con el diestro, estaba atacando con auténtica saña contra la fiesta de los toros. Si políticamente ya tenemos todos los ataques del mundo, solo nos faltaba darle “aire” a un tipo como Risto Mejide para que aprovechando su medio, un canal de televisión, atentara contra la libertad que exigimos todos aquellos que amamos la fiesta de los toros.

Una televisión puede hacerle un gran bien a la fiesta de los toros, como sucedía antaño; ahora, ese mismo medio puede servir como tumba para una fiesta centenaria, acosada y denostada por los estamentos políticos de izquierdas que, su única ilusión es hacerla desparecer. Ahí están las pruebas en el programa que hemos aludido. Otro izquierdoso como Mejide, aprovechando la candidez de Julián López El Juli, se mofó cuánto quiso de nuestra fiesta y, lo que es peor, de un hombre que se juega la vida frente a un toro bravo.

Es triste, como digo, que El Juli entrara al trapo de un tipo como el citado que utilizó al diestro para sus fines malvados. Porque hay que ser muy malo para querer erradicar una fiesta que, si como tal es bella, dentro de la misma, como todo el mundo podrá comprender, alberga a miles y miles de personas que tienen su honrado trabajo mediante la misma. Claro que, a los animalistas y políticos, que se pierdan miles de puestos de trabajo no les importa para nada; ellos van a la destrucción de todo lo que ellos no amen, sin reparar en sus consecuencias.

Risto Mejide, en paz descanses en ese sillón en el que, quiera Dios que jamás otro torero cometa la osadía de acompañarte; tú no mereces la compañía de personas tan válidas como El Juli que, además de defender la fiesta que amamos, hasta pone en riesgo su vida por amor a su profesión. Lo tuyo, para dicho sillón, Mejide, son otra clase de personajillos, aquellos que se parezcan a ti, pero nunca un torero. Sepas, Risto, que jugarse la vida es algo muy serio mientras que, lo tuyo, hay que tomárselo a pura broma.

Resultado final:

El Juli, clamorosa ovación.

Risto Mejide, bronca con estrépito.

Fotos: Que.es