Adiós y toda la suerte que mereces, amigo Morientes. Y no creas que te llamo amigo yo, sino que lo hago en nombre de tantos madridistas, madrileños y españoles que conociéndote en público o en privado, han sabido captar cuanto de bueno tenías, tienes, para hacerse amigo tuyo. Nada más fácil.
Y si se nos va un amigo, no se nos marcha por completo un futbolista. Tendremos, incluso, más oportunidades para verte jugar y desarrollar toda tu capacidad y disfrutar con tus goles, que siempre serán los nuestros. Ya nos pasó cuando pasaste una temporada en Mónaco. No veas la cantidad de gente que desde ayer es del Liverpool. Pero es que además, te tendremos nuevamente en la selección, para poder seguir disfrutando de tu aportación, al tiempo que tú disfrutas vistiendo esa camiseta, que es la única, que perteneciendo a cualquier club del mundo, se viste con más orgullo todavía. Ya ves, todos salimos ganando.
La etapa en el Real Madrid se ha cerrado con la misma elegancia de la que siempre has hecho gala. En esta época en la que ese club legendario va deshaciendo parte del caudal de grandeza para quienes estuvieron en él, -véase Hierro, Del Bosque, Camacho, etc.- sales tú siendo el grande, estando por encima de la situación que ellos te han hecho padecer. Y lo haces con altura, sin un solo reproche. Con el orgullo y la satisfacción de haber pertenecido a ese club. Restituyes con tu gesto la armonía a su pertenencia; ganas, por ello y con ello, un puesto de honor entre los hombres que vistieron su camiseta.
Ya eres, deportivamente, uno de los más significados jugadores de su historia. Por goles, por títulos, lo eres. Pero lo eres, mucho más, por tus formas, tu respeto y tus modales, propios y dignos de los grandes, grandes en todo. Los que son madridistas de corazón no te han de olvidar y todos aquellos que aman el fútbol como expresión deportiva, sin distinción de colores, también quedan contigo.
Ahora, en la cuna del fútbol, tendrás la oportunidad de reafirmar, no solo tus goles, sino tu caballerosidad en el campo y fuera de él. Un deportista, del que gusta enseñar a los hijos, y a los nietos en mi caso, para que tomen ejemplo de cómo ha de ser un futbolista ejemplar. Ni un solo episodio en tu trayectoria, fuera o dentro del campo, para censurar. Un jugador para aplaudir, incluso cuando no juega. Así lo hacía la afición del Real Madrid y quiera que ahora sea siempre por jugar, como tú mereces.
En este adiós tan sentido, todos, como decía, salimos ganando. Recuerdo en una entrevista que tuvimos hace cuatro años que decías no plantearte el ir a otro equipo y mucho menos extranjero. Hoy, y tras lo del Mónaco, eres más mundano y menos escéptico. Y es que el mundo cada vez es más pequeño y nosotros más grandes para abarcarlo. Por eso, decía, salimos ganando. Si acaso, los más cercanos, echen de menos tu presencia de a diario, pero disfrutarán en la lejanía con tus éxitos. Yo ya he empezado a hacerlo.