Muchas veces creemos que los toreros son seres sobrenaturales que pueden con todo y, la gran verdad es que son personas de carne y hueso, como usted y como yo, con las mismas carencias que todo mortal. Claro que, nosotros, desde nuestra óptica de aficionados siempre vemos a los toreros en los hospitales por aquello de haber sufrido una cornada, algo que entendemos como lógico por la profesión que desarrollan.
Miguel Abellán, el diestro convaleciente tras una intervención quirúrgica
Ahora bien, ver a un torero enfermo nos suena fatal; digamos que lo entendemos como lo más raro del mundo y, ese es el caso de Miguel Abellán que, el pobre está pasando por un trance amargo tras una delicada intervención a la que ha sido sometido. Si la cornada de cualquier torero nos parece cruel, que ese mismo torero sufra una enfermedad es algo dantesco; apenas difícil de entender y, la cuestión es que, como decía, son seres humanos como el primero, como todos en definitiva.
Nadie escapamos de las garras del destino, incluso los mismos toreros que, como seres humanos pueden verse azotados por cualquier enfermedad, caso de Miguel Abellán al que, desde nuestras páginas le deseamos una pronta recuperación en su cuerpo y, sin duda, en su alma. La enfermedad, como digo, la podemos sufrir cualquiera, de hecho, cualquier hospital de España está siempre lleno de pacientes.
Pero no es menos cierto que, igual que entendemos la cornada que sufre un diestro, ante su enfermedad, todos nos sentimos un poco enfermos; y sucede así porque nunca creemos que un torero vaya a enfermar. Ellos, como tales, son grandes en todos los sentidos, la prueba es el valor que le ponen, primero al enfrentarse a un toro y, acto seguido, la disposición que tienen ante la cornada; es decir, son capaces de curarse a impulsos de su corazón.
Digamos que los toreros, y Miguel Abellán sabe muy bien lo que digo, ante la cornada, ellos son sabedores que no se trata de ninguna enfermedad; se sabe de un boquete, de una herida causada por el asta del toro que, una vez operada, su recuperación es muy rápida, el milagro que siempre asiste a todos los toreros.
Pero ante una enfermedad e intervención de la misma, cualquiera se derrota; y los toreros mucho más. Cuesta mucho entender que un torero esté enfermo. Como explico, cuando un torero enferma todos sentimos su enfermedad porque ahí no podemos aplicar la lógica; la lógica nos dice que cuando un torero se enfrenta a un toro, tiene muchas posibilidades de resultar corneado pero, ¿qué lógica aplicamos cuando un diestro enferma?
Lo dicho, desde nuestras páginas, le deseamos a Miguel Abellán una pronta recuperación para que, en la próxima temporada, como hizo siempre, sea capaz de jugarse la vida frente a un toro bravo.
Foto: Muriel Feiner