Así, como suena, de tal modo, el eterno novillero, así calificaron algunos periodistas a Julián López tras su actuación el pasado domingo en La México. Sentimos mucha pena por el compatriota que, desde siempre, en México, da siempre una imagen distorsionada de lo que en realidad debería ser su toreo, algo que en España reivindica cada tarde en cuantas plazas actúa.
Es muy penoso que una figura del toreo de España, como aquí le rinden pleitesía todos los días, vaya a México a parodiarse a sí mismo. Muy lamentable lo que este hombre hace que, estando rico, no entenderé jamás que vaya a otro país para burlarse de sus gentes. O quizás acude por eso, porque está rico y puede burlarse de todo el mundo. Él sabrá; doctores tiene la iglesia, ¿verdad?
El Juli en su última tarde en La México
Claro que, cuando toda España estábamos pendientes de su actuación en El Embudo de Insurgentes, esperando hasta casi de las doce de la noche que empieza siempre la retransmisión, al final pudimos enterarnos que el diestro español se negó para que su actuación fuera trasmitida para España. Y esto lo hace la gran figura del toreo; vamos, sí lo mismo, en sus tiempos, lo hubiera hecho Antonio Ordóñez le habían pegado un balazo. Recordemos al refranero español; quién algo teme, algo debe.
Tampoco debería de haberse negado este hombre a nada porque, toros como los que él toreó, los torean todos a diario en México y, de forma concreta en la gran plaza por antonomasia en que, el toro, como sabemos, brilla por su ausencia, de ahí el apelativo del eterno novillero con el que se le conoce a El Juli por tierras aztecas que, los aficionados son santos hasta el límite de los altares, pero quedan críticos no sobornables, Jaime Oaxaca entre otros, capaces de contarnos la verdad de cuanto allí ocurre.
El Juli, como gran figura del toreo que dicen que es, podía emular a los que fueron grandes en la tauromaquia; y lo fueron porque sus hechos así lo demostraban, caso de Luís Miguel que, en una noche hacía el amor con Ava Gardner y, al día siguiente, mataba la corrida de Miura. De ese modo se podía izar el dedo índice, con gestos de hombre y de torero, Ava, de estar viva podía darnos el testimonio.
A México se marchan siempre los grandes toreros de España; pero la grandeza se la dejan aquí porque lo que allí realizan es pura parodia de lo que hacen en España. El Juli, como otros, debería sentir vergüenza; pero no la siente porque hasta impide que se televise su actuación novilleril en México. Ahí están las pruebas. Como siempre dije, ellos, las máxima figuras del toreo, no contentos con estar ricos en el ejercicio de su profesión, hasta intentan prescindir de toro para triunfar.