Lo que tenía que ser lo más normal del mundo, casualmente, ahora lo tenemos que reivindicar como si fuera algo fuera de lo común y corriente; es decir, por mor de cuatro desalmados, los aficionados, como ocurrió en Zaragoza y en muchos sitios de España, tenemos que pedir libertad. ¿Cabe locura mayor? Los descerebrados de turno nos han robado la libertad para sabernos aficionados a la mejor fiesta del mundo. Ahora, en este momento, ser aficionado a los toros es poco menos que un delito. ¿Qué nos deparará el futuro en este aspecto?
Esa y otras pancartas aparecieron en Zaragoza
Mala cosa será que los aficionados a los toros pidamos libertad, caso de Zaragoza, justamente, por pedir algo que nos han privado y que en realidad nos pertenece. Como digo, Zaragoza ha sido un digno ejemplo, un bellísimo ejemplo por aquello de que una plaza totalmente abarrotada, pidiera libertad para que se celebren toros en todos los confines del mundo.
Ellos, los maños, nos han dado una lección, una soberana enseñanza de lo que puede ser y debería ser la libertad para ejercer nuestros derechos, sencillamente, los que nos han robado cuatro mal nacidos que, como siempre dije, además de ser de izquierdas, no saben ni de toros ni de seres humanos, que todavía es mucho más grave.
Estos mandatarios de nueva ola, dictadores al más alto nivel, de repente, en cuanto tienen ocasión, lo primero que se les ocurre es prohibir, en este caso, la celebración de las corridas de toros. Ahí tenemos infinidad de pueblos y ciudades que, sus dirigentes han prohibido la fiesta de los toros; claro que, el reaccionario que manda en Cádiz, como nos han contado, tiene un disgusto monumental porque al no haber plaza de toros en la ciudad gaditana, no puede ejercer su dictadura por aquello de prohibir.
Atacan, dichos políticos, a los toros como organización, sin pensar, eso sí, los cientos de miles de euros que la fiesta de los toros aporta al Estado español; y digo como organización porque esos mismos alcaldillos de mierda que se han pronunciado en contra de los toros, lo que es la fiesta de BOUS AL CARRER, ahí no se han atrevido. Muy valientes ellos, ¿verdad?
Algunos de estos nefastos personajes aducen que la fiesta de los toros no tiene que ser subvencionada por el presupuesto municipal y, en honor a la verdad, me parece muy bien. Lo que estos cafres no saben es que la fiesta de los toros, su organización, como dije, en vez de costarle el pueblo, como dirían los mandatarios de izquierdas, es el pueblo el que se beneficia. ¿Cuántos cientos de miles de euros entregan cada año la empresa de la plaza de toros de Madrid a la Comunidad Autónoma? Muchísimos, cientos de miles; pero por lo que vemos, la señora Carmena no se ha enterado de ello.
Foto: Muriel Feiner